Escenario
GABRIEL ARELLANO LÓPEZ
Ningún nombramiento -incluso, apenas en etapa de propuesta- como el de
Amadeo Flores Espinosa, para la Procuraduría de Justicia, le ha valido al
gobernador Duarte tantos comentarios y opiniones de aceptación. Debe ser porque
el destinatario es gente con reconocimiento político y jurídico, lo que, ojalá,
sirva de ejemplo para recomponer todo lo que hay que recomponer en la
administración estatal.
El mandatario veracruzano, sin
duda, llegó al cargo cercado y asediado por compromisos con los más diversos
grupos, situación que formó parte de la herencia maldita que recibió, tal y
como lo admitió hace pocos días en una entrevista con el periodista Oscar Mario
Beteta.
Por eso, en el gobierno
veracruzano vemos hoy en encumbrados cargos a personajes como Gerardo Buganza,
Tomás Ruiz y Erick Porres, entre otros, que son corolario de los pactos que en
tiempos electorales debieron asumirse el año pasado en aras de no perder la
gubernatura frente a Miguel Angel Yunes Linares.
Reynaldo Escobar Pérez también formó
parte de la herencia maldita y ha sido el primero en caer ante los constantes
yerros que cometió y que contribuyeron grandemente a deteriorar la imagen
gubernamental veracruzana.
Es allí, entonces, donde al
gobernador Duarte se le presenta la primera oportunidad de desmarcarse del
pasado inmediato. Y la está aprovechando.
Para ello ha echado mano de un
Amadeo Flores Espinosa que es viejo lobo de mar en las aguas políticas, tal y
como se lo demostró, precisamente, a Fidel Herrera Beltrán, el año anterior,
cuando el de Nopaltepec con habilidad perversa lo mandó a competir como
candidato a diputado federal al distrito de Huatusco, nada menos y nada más que
contra Ulises Ochoa, vástago de quien en ese momento encabezaba formalmente al
SNTE, el también veracruzano Rafael Ochoa.
Fidel envió allá a Amadeo con la
seguridad de que perdería la elección. Mediaba su compromiso con Elba Esther
Gordillo. Ni remotamente abriría un frente en contra de la maestra chiapaneca.
Así que pensó que Amadeo era el candidato a modo para que el hijo Ulises se
levantara con la victoria electoral.
Conociendo a
Fidel, lo más seguro es que se confió tanto que cuando intentó reaccionar, el
de Cotaxtla le había ganado la partida. Y en unos días, u horas, Amadeo será el
nuevo Procurador de Justicia de Veracruz. Cosas veredes.
Y es que,
paradójicamente, algunos de los malqueridos de Fidel, hoy ocupan posiciones
relevantes con el gobernador Duarte. Ejemplos sobran: además de Amadeo, allí
están Adolfo Mota, Marcelo Montiel, Noemí Guzmán, Toño Nemi y Jorge Uscanga,
por citar sólo algunos. Ya ni qué decir de Gerardo Buganza y de Tomás Ruiz, en
algún momento enemigos acérrimos de Herrera Beltrán, acosado en estos momentos
por la prensa del Distrito Federal por nuevos señalamientos de abuso de poder y
enriquecimiento ilícito, acoso que, curiosamente, también ha encontrado eco en
medios locales importantes, como Telever.
Después de
todo, con los posicionamientos actuales de sus adversarios, se ve hoy que Fidel
el año pasado tuvo que pactar hasta con el diablo para sacar triunfante su
proyecto transexenal.
Pero parece
que acudimos hoy a un nuevo escenario, donde el gobernador Duarte deja de lado
las malquerencias de su antecesor y toma decisiones maduras y acertadas, como
la de proponer a Flores Espinosa para la Procuraduría de Justicia.
Se ve y se
siente en ello, la comprensión, el entendimiento, del mandatario respecto de la
hora difícil que vive Veracruz y que ello amerita dejar de lado mezquindades
del pasado y aprovechar lo que a Veracruz conviene. Sería excelente que los
beneficiarios de aquellos pactos pensaran y actuarán en la misma frecuencia.
Sin duda,
sería un buen comienzo en la recomposición del desbarajuste que no sólo
financiero, sino también político, le tocó en herencia al gobernador Duarte.
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