Miradas de Reportero
Rogelio Hernández López
Para ser periodista en México hay que estar
medio loco o dispuesto al desequilibrio mental-- bromeamos entre nosotros, como
justificación para continuar en esta profesión a pesar de la baja permanencia
en los empleos, de los magros salarios en promedio, de la escasez de
prestaciones, del bajo reconocimiento de la gente a nuestro trabajo, del acoso
y presiones de políticos y de los elevados riesgos a la integridad física.
Esa especie de conclusión empírica de
muchos periodistas ya tiene su primera confirmación científica en México: una
importante proporciónde periodistas muestra desordenes de personalidad por estrés
postraumático, depresión y ansiedad, especialmente “quienes trabajan en
escenarios de violencia y barbarie”.
Este fenómeno, ya rebasó nuestras bromas y sospechas.
Es un asunto demasiado serio, porque
tiende a convertirse “en un problema social y de salud pública de
elevadas proporciones”, advierten los investigadores Rogelio Flores Morales,
Verónica Reyes Pérez y Lucy María Reidl Martínez en su artículo de
investigación científica “El impacto
psicológico de la guerra contra el narcotráfico en periodistas mexicanos”
aceptado para su difusión el 12 de marzo de 2014 (Revista Colombiana de
Psicología, 23(1), 177-193).
LOS ANALIZADOS
Los investigadores invitaron a 938
periodistas, hombre y mujeres, a participar en la aplicación de cuestionarios
sobre su salud mental. Y la primera sorpresa fue que el 85 por ciento de
colegas rechazaron participar.
Este rechazo lo explican así: “…Los
individuos afectados por un trauma son desconfiados, con regularidad sospechan
de las motivaciones de los demás y se sienten sumamente inseguros ante
cualquier circunstancia desconocida… la baja participación podría estar
indicando -paradójicamente- la presencia de un fuerte impacto psicológico en
áreas no medidas en esta investigación, como la confianza, el control y la
seguridad”. Y lo que hallaron parece confirmarlo.
“En el estudio si participaron 140
periodistas mexicanos con un promedio de edad de 36 años (53.4% hombres y 46.6%
mujeres) que trabajan en 23 de las 32 entidades del país, 43.5% del centro 34.3%
del norte, 11.5% en el sur y 10.7% del bajío. Los del norte laboran en cinco
estados con mayor índice de muertes violentas (Chihuahua, Guerrero, Sinaloa,
Nuevo León y Tamaulipas).
“De los periodistas participantes, 77.1%
fueron reporteros y 22.9% fotógrafos. Este último grupo, conformado por 32
periodistas, realizaba cotidianamente su labor periodística en situaciones de
extrema violencia, como enfrentamientos armados, matanzas, decapitaciones,
desollamientos, desapariciones forzadas, secuestros, etc. El 54.2% de los
periodistas trabajaba para medios impresos (periódicos y/o revistas), el 16.4%
para medios electrónicos (televisión, radio y/o internet) y el 29.4% combinaba
ambos (impresos y electrónicos)”.
LOS SINTOMAS
Estrés postraumático. Lo padecerían 40 de cada 100 periodistas y más de 50 % entre
gráficos. Los indicadores de la muestra revelaron
una prevalencia de 33.9% en la muestra total. Más alta (41.1%) en el grupo de
reporteros que cubre noticias de narcotráfico y sensiblemente más baja (19.4%) en los que
trabajan en otras fuentes. Pero los indicadores se disparan en fotógrafos
(54.2%).
Ansiedad. “La
prevalencia de síntomas en la muestra global de periodistas también fue muy
elevada (69.9%)”. Y entre los que cubren narcotráfico fue de (77%).
Depresión. 32 de cada
100 están afectados y más de 42 por ciento de los reporteros de narcotráfico. “Utilizando
los rangos estandarizados para la población mexicana, 29.4% de los periodistas
presentaron síntomas depresivos moderados y 3.7% severos; (pero fue de) 37% de
los que cubren narcotráfico con niveles moderados y 5.5% severos. Las mujeres
sí mostraron síntomas depresivos significativamente más elevados que los
hombres”.
Consumo de alcohol. “Aunque los niveles en el consumo no son altos
(23.6% de la muestra total) llama particularmente la atención que en este
estudio no se estableciera alguna correlación entre la sintomatología
postraumática y el consumo de alcohol, lo cual difiere notablemente con lo
obtenido en otros estudios (Evans & Sullivan, 1995; Kofoed, Friedman, &
Peck, 1993).
Dependencia a la nicotina. Los indicadores fueron los
más bajos de todas las categorías. Solo 8.3% de la muestra total se ubicó en
niveles de dependencia moderada, fuerte o muy fuerte. Estos datos echan
parcialmente abajo la idea generalizada de que en el gremio periodístico los
niveles de consumo de cigarro son significativamente altos.
Los investigadores concluyen con un mensaje
a “las empresas de comunicación y el propio Estado mexicano para que asuman su
responsabilidad moral, ética, laboral y legal, con el fin de proteger la
integridad física y psicológica de los periodistas que trabajan y arriesgan su
vida en las zonas de conflicto”. El fenómeno tiende a crecer como asunto de
salud pública.
CONOZCO MUCHOS ASÍ
Y, por la experiencia yo les completo a los
investigadores: Estoy seguro que mayoría de quienes si respondieron a su
estudio, son reporteros y que siguen trabajando como tal. Conozco cientos de
mujeres y hombres maltratados profesionalmente por sus empresas y por terceros
(debe ser la mayoría) o corrompidos, agredidos, acosados (que son cientos) a
quienes por alto riesgo han tenido que abandonar abruptamente su trabajo, su
hogar, sus círculos de amistad, quienes por momentos muestran desconcierto o extremas
debilidades de conducta. Pero la generalidad persiste en continuar en el periodismo.
Llevo muchos años tratando de entender a mujeres
y hombres periodistas de México y puedo sostener que los motores que impulsan a
la mayoría, están en el contacto diario con los nuevos fenómenos de la
realidad, su transformación en noticia y la posibilidad de corregir anomalías
sociales y políticas. Ser reportero --dice Humberto Musacchio--, significa
estar en el primer lugar en la escala de todos los periodistas. Y, agrego yo,
también padecer afectaciones severas en la
salud mental.
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* Rogelio
Hernández López es reportero desde 1977. Coordinador del Programa de Protección
a Periodistas de la Casa de los Derechos de Periodistas; integrante del Consejo
Consultivo del Mecanismo de Protección a Personas Defensoras de los Derechos
Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación; miembro de los Consejos
Editoriales de varias publicaciones.