sábado, 25 de enero de 2014

Plana Mayor

  • · El crimen desafía los operativos
  • · Yunes: la fiebre del compadrazgo
  • “En tierra de ciegos...el tuerto es rey”. Dicho popular

Gaudencio García Rivera
 
Las altas esferas del gobierno duartista destina cifras millonarias jamás vistas para frenar e inhibir al crimen organizado en la geografía veracruzana, que no cesa en desafiar el estado de derecho e imponer sus reglas a la sociedad civil. Pero la delincuencia organizada tiene sus aliados, corrompe, amenaza y mata como en los oprobiosos barbarismos del pasado.
El gobierno duartista es de los principales estados del país que canaliza bolsas millonarias de dinero público, a veces evidenciado por la opacidad y transparencia del moderno émulo de Eliot Ness que dirige la súper secretaría de Seguridad Pública (SSP) –la inseguridad es como un cheque en blanco para él y su cofradía- , para combatir el flagelo que atormenta a los veracruzanos: las células de la delincuencia hasta ahora bien organizada.
Pero a tres años del gobierno de Javier Duarte, ¿cuáles son los claroscuros del señor Arturo Bermúdez Zurita, titular de la sombría SSP? ¿Cuáles son los principales errores y desaciertos que ha cometido el orondo secretario? ¿Por qué las células criminales siguen desafiando los operativos castrenses de Veracruz Seguro? ¿Por qué continúa elevándose los índices de plagios y ejecuciones a plena luz del día en diferentes localidades del estado?
¿Qué pasa en el Veracruz del imperio de la ley y el orden constitucional? ¿Dónde quedó aquella frase retórica de que en Veracruz el que la hace la paga? Para el señor Bermúdez, su séquito de incondicionales y apologistas, estos linderos ‘tropicales, de palmeras borrachas y trovador deveras’ -parafraseando al músico y poeta Agustín Lara-, debe ser “Veracruzlandia”. Pero en tiempo real, sin retórica aviesa y en lenguaje coloquial, Veracruz está cayendo en el infierno de la violencia, atrapado por las balas asesinas de los sicarios del crimen organizado que están poniendo en jaque al estado y a las instituciones de derecho. Así ocurrió en el 2010, en 2011 y 2012. Patético, pues.
No hay día que la sociedad civil y los ciudadanos de a pie se despierten con la desagradable noticia de que alguien fue plagiado o aparecen personas ejecutadas en algún municipio del estado. Hay la impresión que la moderna y salvadora Policía Modelo, de la que hace gala el señor Bermúdez como si fuera una panacea, está siendo rebasada por el nuevo ejército de ‘nini’ reclutada por los capos de los cárteles de la droga.
La pobreza extrema, la riqueza ilegitima concentrada en unas cuantas manos, la corrupción de los servidores públicos y el estado violento –una papa caliente que se ha soslayado en los altos niveles gubernamentales-, no se pueden ocultar por el simple malabarismo político porque las estadísticas frías los colocan en el banquillo de los acusados.
Los veracruzanos no son ingenuos, miopes o padecen del síndrome de Alzheimer, como suele ocurrir con la clase política. De diciembre de 2013 para acá en cuatro municipios del estado, se han registrado más de una docena de ejecutados ante las narices de los operativos de las fuerzas castrenses y de la SSP, sin contar con otra cifra indeterminada de personas plagiadas.
Solo una muestra de la numerología. El 28 de diciembre en la comunidad de Antón Lizardo, municipio de Alvarado, donde gobernó hasta el 31 de diciembre de 2013 la ahora presidiaría Sara Herrera, acusada por la autoría intelectual del crimen de su secretario particular, fueron exhumados siete cuerpos que presentaban signos de tortura y el tiro de gracia; el 9 de enero fueron encontradas tres cabezas de presuntos “Zetas” en el puerto de Veracruz, ejecutados por el cártel Jalisco Nueva Alianza.
El 12 de enero fueron encontrados tres hombres ejecutados en la carretera Tinajas-Cosamaloapan, sin que ningún grupo antagónico se haya acreditado su autoría; el 16 de enero fue decapitado el jefe de la policía municipal de José Azueta, Fredy Montano, sin que ningún grupo criminal se acredite tampoco este hecho. La violencia, como se refleja en distintos puntos de la entidad, no tiene límites. Pero si tiene nombres y apellidos.

Yunes: la fiebre del compadrazgo

La fiebre de los compadrazgos priistas está nuevamente de moda entre la clase política de Veracruz. El hedonista exgobernador Fidel Herrera Beltrán utilizó está práctica cuando fungió como senador para posesionar su candidatura para suceder al entonces gobernador Miguel Alemán Velasco. Ahora, Fidel vive su propio infierno que labró.
No hay comparaciones, aunque éstas por supuestos son odiosas. Una frustrada y cebada embajada de México en Grecia a una modesta representación (delegado) del CEN del PRI en el vecino estado de Puebla, donde gobierna la oposición del PAN-PRD, es el premio que obtuvo el de Nopaltepec.
Fidel asistía a bodas, cumpleaños, fiestas infantiles, sepelios, fiestas del pueblo y desencuentros, para generar simpatías y afecto de los festejados para que su nombre se convirtiera en una atracción mediática, que a la postre logró cuando se realizaron las encuestas de medición en la cúpula nacional del PRI. A sus enemigos, en las confrontaciones viscerales, siempre tuvo palabras de aliento de “amor y paz (…)”.
Hoy, el viejo esquema se repite con el senador priista Héctor Yunes Landa. A tres años del relevo del actual gobernador Javier Duarte, Héctor busca ser uno de los privilegiados finalistas en el hándicap gubernamental. No pierde la coyuntura, la circunstancia y el tiempo para compadrar con las élites sociales.
El domingo 19 en Xalapa, Héctor Yunes, quien goza de una envidiable hoja curricular por encima de su más cercano competidor José Yunes Zorrilla –el peroteño que tiene apostado parte del capital económico de su egocentrista padre en el hándicap sucesorio-, estará compadrando con el exdirigente de los restauranteros (Canirac), Carlos Abreu, en el salón del Súper Domo. La familia Abreu echará coloquialmente ‘la casa por la ventana’. La fiebre por los compadrazgos y el juego sucesorio de 2016 se entrelazan, se unen en el apasionado y disputado hándicap gubernamental.
Bueno, hasta el novel e iluso joven secretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, se ha apuntado en la sucesión duartista, donde es evidente su pobreza intelectual, política y, ya no digamos su hoja curricular. Su plumaje choca con la deontología política, que ni siquiera es capaz de pasar un polígrafo. Unos cuantos libros o la obra del liberal veracruzano, Jesús Reyes Heroles, mejorarían la calidad de su retórica. Su peso intelectual es pobre.
Comentarios a gaugar55@hotmail.com