Julián Lara
Los triunfos de algunos candidatos independientes hoy en día, se festejan a diestra y siniestra; sin embargo, un poco en la calma, podemos observar la dinámica en las legislaturas. Se requiere de una estructura partidaria para que el gobernante en turno pueda presentar sus propuestas legislativas y tener la certeza de que van a ser aprobadas, lo cual no sucederá con el Bronco, él no cuenta con mayoría en el legislativo de Nuevo León, al contrario su gobierno se verá acotado por las bancadas de los partidos políticos, previniendo dicha situación, menciona que no se va a requerir de nuevas leyes habrá que aplicar las existentes.
El Bronco corre el riesgo de que su gobierno pueda quedarse estancado, de ser un mero observador, mucha falta le hará su capacidad de negociación y dialogo con las demás fuerzas políticas. En el ánimo de sacar adelante sus propuestas esperamos que estas no sean a un elevado costo.
Por cuanto hace a los Diputados independientes electos, la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, establece en su artículo 26 (http://www.diputados.gob.mx/, 1999) “El Grupo Parlamentario se integra por lo menos con cinco diputado y sólo podrá haber uno por cada partido político nacional que cuente con diputados en la Cámara” (pag.12). Lo que nos deja algunas interrogantes ¿Cómo podrán los diputados independientes formar una bancada? ¿Cómo podrán los diputados independientes sacar sus propuestas legislativas?
El relevo de gobierno en el año 2000, por Vicente Fox, de igual manera se festejó de manera alegre, se tenían muchas expectativas, no obstante, no transitamos hacia ningún lado, toda vez, que se gobernó con las mismas estructuras: administrativas y Constitucionales. Fox no pudo llevar a cabo ninguna propuesta importante por la sencilla razón de no tener mayoría en la cámara de diputados como en la de senadores, lo cual no le permitió la tan llamada reforma del Estado, para consolidar bases democráticas.
Sin un verdadero cambio en las estructuras constitucionales, no será posible en lo inmediato una verdadera democracia, la actual es una democracia progresiva y representativa.
Las candidaturas ciudadanas, aún tienen muchas batallas que ganar, sin embargo, no será en sus respectivas cámaras donde podrán conseguir sacar sus propuestas, deberán recurrir a la sociedad que los llevó al triunfo, requerirán de capacidad creativa para involucrar a la sociedad en el trabajo legislativo.
Por el momento sigamos disfrutando del triunfo de las candidaturas ciudadanas, viendo en estas una posibilidad para derrocar a los partidos mayoritarios, la esperanza de un cambio en las estructuras del poder y no el arribo de políticos disfrazados de ciudadanos independientes.