lunes, 29 de agosto de 2011

Psicosis y crisis de credibilidad


Emilio Cárdenas Escobosa

La psicosis está instalada entre nosotros. Y no es para menos: la sucesión de hechos violentos, sobre todo en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, con un saldo notable de muertos y heridos entre sicarios, elementos de seguridad y ciudadanos inocentes, así como la puesta en marcha de aparatosos operativos de vigilancia de las fuerzas castrenses, tienen a la gente con el  Jesús en la boca. Por eso la rumorología desatada este jueves en aquella zona de la entidad encontró campo fértil y causo estragos en el ánimo colectivo.
Padres de familia aterrorizados que corrían a recoger a sus hijos a la escuela; directivos y maestros cancelando actividades y dejando salir a los educandos, incluso de las universidades; usuarios de redes sociales haciendo eco de un sinfín de versiones disparatadas, no hacían sino dar forma al fantasma que roba el sueño a los veracruzanos. Y ese fantasma, construido con retazos de las escasas notas de prensa que abordan la violencia criminal, con rumores y comentarios de boca a boca de ciudadanos que en un afán de autoprotección intentan alertar a otros de los peligros que se ciernen en las calles y terminan por alimentar una espiral de desinformación, con el zigzagueante discurso oficial que un día dice que el crimen organizado está entre nosotros y se le combatirá con toda la fuerza del estado y al otro señala que vivimos en paz y que aquí no pasa nada, se nos apareció, o más bien se le manifestó con crudeza al gobierno de Veracruz.
La combinación del sentimiento de vulnerabilidad de la gente y la notable crisis de credibilidad gubernamental en el tema de la inseguridad dieron por resultado el caos vivido este jueves que llevó a la Procuraduría de Justicia del Estado a echar mano del delito de terrorismo para iniciar indagatorias contra los usuarios de las redes sociales que difundían versiones de atentados en escuelas, coches bomba o balaceras.
Con todo y los comunicados de prensa y declaraciones, lo mismo del Secretario de Educación Adolfo Mota que del propio gobernador Javier Duarte, enfatizando que está garantizada la seguridad de los alumnos en las escuelas del estado, en las redes sociales el pánico se alimentó y se sigue atizando con versiones diversas. Incluso el anuncio del inicio de acciones legales en contra de los twitteros que iniciaron la bola de nieve desinformativa, ha sido tomado con ironía, como una manera de salir al paso de la crisis, o disuadir a los cibernautas más críticos, dejando intocados a los verdaderos causantes de la situación de inseguridad, tal y como puede uno leer en comentarios de muchos, muchísimos usuarios, que bajo la lógica conspirativa también tendrían que ser investigados.
El problema central de todo esto es la falta de credibilidad de la población al discurso oficial. El desaparecer la información de los enfrentamientos y demás hechos violentos en los medios de comunicación, sea por censura o autocensura, ha convertido a las redes sociales como Facebook y Twitter en los vehículos de información de la mayoría de la gente, que -asustada, y con razón por la ola de criminalidad- cree a pie juntillas lo que ahí, responsable o irresponsablemente, se difunde.
El problema de comunicación gubernamental en este caso es muy serio. No debe perderse de vista que en tiempos de incertidumbre lo común es que los rumores se extiendan como reguero de pólvora y más cuando en la sociedad moderna las redes sociales juegan un papel fundamental en la comunicación al instante, en tiempo real, de lo que ocurre, por lo que ante la carencia casi absoluta de credibilidad de lo que informan los medios convencionales de comunicación, un comentario o muchos reportes de los cibernautas pueden adquirir proporciones enormes y dañinas, independientemente de su veracidad.
Sabemos que el ciudadano es desinformado por tradición y que la confirmación de los sucesos era tomada por buena siempre que la diera la prensa escrita o el famoso conductor los noticiarios televisivos o radiofónicos, pero ante el quiebre de la confiabilidad de éstos queda un vacío informativo que es llenado justamente por los “reporteros” de las redes sociales.
Ante una realidad de violencia que ahí está por más que se le quiera ocultar, y la falta de información de la gente derivada del hartazgo ante el idílico panorama que pintan los diarios locales, con sus loas al gobernante y a todo lo que diga o haga, o las intrascendentes notas de los noticiarios televisivos locales, lo que digan en las redes sociales hay que creerlo, “porque ahí está la verdad que nos ocultan”. Si la crisis de credibilidad en el gobierno es notable, la de los medios de comunicación veracruzanos ya toca fondo.
En materia de comunicación, al igual que en política, los vacíos se llenan. Con versiones disparatadas, malintencionadas o producto del miedo de la gente, pero se llenan.
La ausencia de una eficaz política de información en tiempos de crisis está dejando espacio a otras voces, a múltiples versiones de lo que los medios no pueden o no quieren ya decir.  Es el precio de una errática comunicación gubernamental y no únicamente de “terroristas” informáticos.
Tan fácil que sería monitorear las redes sociales, reaccionar a tiempo, liberar a los medios de comunicación cautivos y alentar la libertad de expresión. Sin eso, por más comunicados de prensa o declaraciones que se emitan y aparezcan en primera plana, ya pocos les creen.
jecesco@hotmail.com

ATG, Economía del norte de Veracruz, a la baja


Plaza Cívica
Alma Celia San Martín

Hasta hace algunos años, el boom petrolero llegó al norte de Veracruz con el entonces llamado proyecto Chicontepec. Incluía trabajos de exploración y perforación  en  municipios de  Veracruz y Puebla.
Presupuestos millonarios para tales tareas atrajeron a buen número de compañías foráneas que fueron posteriormente subcontratadas por las grandes firmas. Las mismas que  ganaron contratos millonarios  para realizar los trabajos  encargados por la paraestatal.
Todo era felicidad en el norte del estado. Poza Rica era el  edén. El turismo  empresarial era el que llegaba a abarrotar los hoteles y arrendar casas o departamentos. Lo que originó que se elevaran las rentas y tarifas  considerablemente. Los restauranteros vieron incrementadas sus ganancias  al igual que otros prestadores de servicios. Ese era el boom petrolero.
En ese entonces las grandes cadenas de hoteles y restaurantes volvieron sus ojos a esta petrolera ciudad. Se empezaron a edificar de la noche a la mañana hoteles de  varias estrellas. Las franquicias llegaron de inmediato.
De contar Poza Rica sólo con un centro comercial, se construyó uno más al norte de la ciudad y otro más que se quedó en proyecto. Carlos Slim ya no quiso invertir en Poza Rica quizás vio que el proyecto Chicontepec después llamado Aceite Terciario del Golfo (ATG) no traería las repercusiones económicas que se habían formulado al inicio.
De todos los municipios del norte de Veracruz, Poza Rica fue el que mayores beneficios obtuvo en ese entonces. Desafortunadamente no se vio reflejado en obras importantes. La  ciudad creció ciertamente con el auge del ATG,  porque llegaron más familias atraídas por las expectativas laborales.
El proyecto ATG está en riesgo. De acuerdo con el dictamen de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) correría el riesgo de no ser redituable de no contar con la aplicación tecnológica  y  mejores prácticas aplicadas en otras partes del mundo.
Pero más en riesgo está la economía de la zona norte. Después de que disminuyó la actividad petrolera, los extranjeros y connacionales que llegaron a trabajar a la región se fueron y con ellos, los empleos.
La economía se contrajo a tal grado que hoy la situación para los empresarios  y habitantes de la zona norte es bastante difícil. El turismo no es una opción y menos en estos tiempos de creciente inseguridad.
Hoy la otrora capital petrolera se queda a la espera de nuevos proyectos de PEMEX. Le apuesta a  que se reactive el trabajo, mientras que el fantasma del desempleo invade ciudades como Poza Rica.
¿Quién le apuesta al norte?, donde las carreteras están destrozadas,  la población sigue en espera de que se concluya la autopista México-Tuxpan, una promesa que está en espera de ser cumplida desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Plazuela 1
Mal y de malas  los habitantes del municipio conurbado de Coatzintla, en el fraccionamiento Kawatzin  la CFE suspendió el servicio de alumbrado público. La ex alcaldesa Yolanda Nayeli Del Valle Toca no pagó a la paraestatal  el consumo del servicio, y de pilón un derrame de hidrocarburo en la comunidad La Laja  contaminó parte del río Cazones, por lo que se  debió cerrar la bocatoma dejando sin  agua los habitantes de todo el municipio por cinco días.
Plazuela 2
Otra más de fugas intencionadas o no. La semana pasada se registraron tres en el municipio de Papantla.
amallinali@hotmail.com