lunes, 10 de marzo de 2014

Beneficiarios del Tajín

Crónicas Urgentes
Claudia Constantino


Visitar el parque Temático Takilhsukut un día cualquiera, fuera de La Cumbre Tajín, permite enterarse del negocio tras bambalinas, bordear la palabrería oficial y enterarse de la opinión y el impacto que dicho evento tiene en las vidas de los verdaderos herederos de la cultura totonaca: los pobladores de tres corazones (tu’tu: tres/nacu:corazón).

Es sábado por la mañana un día de octubre. Como es habitual, el parque se encuentra abierto y los talleres de alfarería, gastronomía; terapias intensivas, temazcales, totonaco; niños cantores, telar, pintura, música y danza funcionan. La mayoría de los participantes son niños, que hacen el viaje con sus papás en camiones del transporte público desde sus comunidades, de donde salen muy temprano para llegar a tiempo a sus clases.

El alumno primero, e instructor de voladores hace nueve años: Marcelo Ramírez, de la comunidad de Ocital el Viejo, nos recibe sonriente y muy amable. Nos acompaña en el recorrido por todo el parque y vamos de choza en choza fotografiando las actividades de los talleres, ante la indiferencia de los alumnos, muy acostumbrados a las miradas curiosas de los visitantes y a las fotos.

El joven Marcelo, de 22 años de edad, cuenta que desde los 6 se inició como volador y de lo larga, compleja y sagrada que es la preparación. También platica que recibe una pequeña beca (pago) por parte del Fideicomiso Público de Administración y Operación del Parque Temático Takilhsukut, que le alcanza para cubrir sus gastos de transportación a este centro cultural.

— ¿Realmente las comunidades y los que tienen un trabajo aquí, han visto beneficios en los 15 años que lleva la cumbre?. Pregunto a mi anfitrión.

— Desde que yo recuerdo todo es igual, no me acuerdo como era antes de que existiera Cumbre Tajín. Creo que nos beneficia porque nos conocen en todo el mundo. Con los voladores, dirigidos por Don Cruz Ramírez, he ido a muchas partes del mundo. Hemos estado en Nueva York y dos veces en Europa.

La diputada por el distrito VII de Papantla, Mariela Tovar Lorenzo, adelantó ayer que se espera una gran derrama económica en ésta, la XV edición de La Cumbre Tajín, pues por primera vez en su historia, todos los boletos se han agotado en la pre-venta; sin aclarar el fin de los ingresos, o su administración. La legisladora dijo que, “gracias a este tipo de encuentros, el patrimonio cultural de la región se manifiesta al mundo, además de que los habitantes de los municipios aledaños a la zona arqueológica encuentran un importante espacio de participación.”

Sin embrago, el actual alcalde de Papantla, Marco Romero, ha dicho en todos los tonos que: “los beneficios económicos de La Cumbre Tajín, no son para los totonacos.”

— Al cuarto para la hora, se han comenzado los trabajos de “reparación” de los accesos más importantes. Señala el munícipe perredista.

Mientras tanto en Cuetzalan, en el vecino estado de Puebla, donde también habitan totonacos, una historia diferente alcanzó importantes titulares en los medios de comunicación nacionales, la de Jacinta Teresa Hernández, de 42 años de edad, por ser la primera mujer “volador”.

Ataviada con su pantalón rojo de flecos dorados, calzando botines de piel con tacón alto, recuerda como a los seis años quedó hechizada con la danza que se practicaba casi a diario en la familia Echeverría, indígenas de camisa y calzón blanco. “Me gustaba mucho verlos, me atraían y los admiraba”, rememora Jacinta.

Su tío Antonio la incitó a desafiar la tradición y vencer la creencia de que si la mujer tocaba el palo, traería desgracias. Y así, forma parte de los danzantes desde los 16 años.

— La primera vez, a pesar que el palo estaba pequeño, pensé que era de 50 metros y sentí un vacío inmenso en el estómago; a la hora de subir no temblaba, pero me daba ese miedo: algo frío. Explica.

Nadie detuvo su vuelo, ni el machismo ni las ancestrales creencias de mala suerte. De la mano de sus maestros Jorge Baltazar, Roque Hernández y Antonio Echeverría, ha logrado cruzar los aires de Francia y España, en Europa, así como algunos países de África.

Acá en Veracruz, no hay ninguna mujer pájaro todavía, ni progreso en las comunidades totonacas, sino explotación a sus tierras por parte de PEMEX y a su cultura y tradiciones por La Cumbre Tajín. Acá, las mujeres siguen esperando para volar, junto con sus iguales, a una condición de mayor justicia.

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