• Albazos por la sucesión de la rectoría
Gaudencio García Rivera
Cuando resta un año para la sucesión de la rectoría de la Universidad Veracruzana –por el mes de abril se estará expidiendo la convocatoria y en octubre del próximo año tomará posesión el nuevo rector-, la fiebre para relevar al actual rector Raúl Arias Lobillo se ha desatado prematuramente en los círculos académicos y políticos del estado.
Contra lo que digan sus malquerientes y críticos, Arias Lovillo ha hecho un trabajo con excelencia académica, de acuerdo con las notas de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), logrando posesionar a la Universidad Veracruzana en los más altos pedestales de la calidad académica del país y de América Latina.
En su segundo periodo como rector de la UV, Arias ha sorteado los vendavales políticos y económicos para elevar el número de académicos inscritos en el Sistema Nacional de Investigadores y en la Academia Mexicana de la Ciencia.
Aunque la academia está fuera de la política partidista, con la excepción de los comicios locales o federales cuando los candidatos a cargos de representación popular cabildean en las universidades públicas y privadas las simpatías de los jóvenes universitarios, en el marco de los principios democráticos, pluralidad, equidad y libertad que postula la Universidad Veracruzana, hoy la máxima casa de estudios enfrenta el fenómeno de la sucesión por alcanzar la rectoría.
Los albazos para suceder a Raúl Arias, cuando faltan por lo menos 8 meses para que aparezca la convocatoria que fija los requisitos de los futuros aspirantes, han calentado el ambiente político académico en una campaña mediática, donde el primer círculo de la clase gobernante podrá llevar mano con un aspirante de solida trayectoria académica que represente el sello de la casa gubernamental, es decir, con la firma duartista.
No faltó en este conciliábulo, la propuesta fútil de los oficiosos y apologistas para que el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán se inscriba el próximo año en el hándicap por la renovación de la rectoría –una especie de medir el termómetro de la simpatía de los académicos y de las altas esferas gubernamentales-, que propiamente desmintió el hábil político de Nopaltepec, un día después de que un colega lo destapara para ocupar la rectoría.
¿Quiénes son los aspirantes para suceder al rector? Visibles, por el símbolo de la campaña mediática que se desarrolla, son a reserva de que en los meses sucesivos se incremente el listado:
El investigador Alberto Olvera Rivera, quien hace unas semanas enfrentó un abucheo orquestado de jóvenes universitarios cuando participaba en una conferencia; el propio secretario académico de la UV, Porfirio Carrillo Castilla, quien no ha hecho públicamente su interés para participar en la sucesión; el investigador Rafael Arias Hernández, quien participaría por tercera ocasión.
Arias Hernández, ex funcionario de la Sefiplan en el régimen del fidelato, no ve con malos ojos su postulación en el próximo verano si la cúpula académica actúa con equidad, transparencia y certeza en el juego sucesorio por la máxima autoridad universitaria. Un proceso limpio, que no tenga asomo de parodia democrática.
Pero a ocho meses de que aparezca la convocatoria para postularse por la rectoría, la administración de Raúl Arias Lovillo está urgida de que los académicos apoyen su política para consolidar el programa que se trazó al principio de su gestión y que se destraben los dineros públicos tanto de la Federación como del gobierno del estado, para construir las obras de infraestructura universitaria que están pendientes por erigirse en el estado. Hay que dejar a un lado los albazos.
Por cierto, los dineros públicos que demandaba el rector durante su tercer informe de labores al frente de la rectoría en su segundo periodo de la máxima casa de estudios el lunes 3 de septiembre, con la presencia del gobernador Javier Duarte de Ochoa, al otro día (martes 4) el Ejecutivo Estatal en un gesto de corresponsabilidad depositaba en la cuenta bancaria de la Universidad Veracruzana 80 millones de pesos, que le mereció el reconocimiento de la comunidad académica.
Qué ladren los suspirantes, pero que depongan sus arreos. Hay tiempos para lanzar cohetes y tiempos para recoger varillas. ¿O no es así florentinos?
Bermúdez: un golpe al hígado
Lo que son los azares de la vida. El súper secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, quien de alguna manera también se sacó la lotería al igual que su jefe JDO con la gubernatura de Veracruz, anda tan bien pertrechado y ocupado para que el crimen organizado en la entidad no provoque la paranoia de los veracruzanos, que uno de sus incondicionales favoritos le jugó una mala acción con uno de sus bienes patrimoniales.
El personero quien le administraba un lujoso hotel de su propiedad, ubicado en Costa Esmeralda, se fue como el jibarito, loco de contento y con unos dineros en el bolsillo al viejo continente. El émulo de Eliott Ness le concedió todo el recurso financiero suficiente y su confianza para que promoviera el hotel en Europa, pero quien lo iba creer: el ingrato amigo se fue de Veracruz… para nunca volver. ¡Qué golpe al hígado!
¿De cuánto hablamos? No fueron unos cuantos pesos para entrar a la puerta del viejo continente, no. Sería un periplo por los principales países de la Unión Europea, donde la moneda circulante es el euro que se cotiza un poco más que el devaluado dólar americano. Le asiste toda la razón del mundo al flamante funcionario duartista y propietario del hotel: tanto tiempo de acumular sus ahorros con la gota de su sudor desde la época del chirinato, para que un vival se haya aprovechado de su confianza.
Esta piedra en el zapato, forman parte de la ambivalencia del poder público. Las leyes quedaron a resguardo del museo político. Quién dice qué no se puede.
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