martes, 12 de julio de 2016

Los maestros y nosotros

Para todos los maestros de México que están allá afuera en las calles.
 También para mis maestros en todas las épocas. 
Gracias por todo, no se rindan.

Yuri Alejandra Cárdenas Moreno

Probablemente ya no hay nadie en este país que no esté enterado parcial o totalmente del conflicto entre los maestros y el gobierno federal. El trágico escenario de policías y maestros peleando brutalmente en las calles nos habla de la avanzada descomposición social y política por la que atraviesa nuestro país. Y es que se le mire por donde se le mire, este conflicto debería tratarse de todo, menos de violencia física. 
Voces hay a favor y voces hay en contra: a favor de los maestros, a favor de la Reforma Educativa, en contra de los maestros, en contra de la respuesta del gobierno de Enrique Peña Nieto. Y como siempre, las batallas libradas en la calle son llevadas también a la “Aldea Global” del internet, donde furiosos adversarios anónimos pelean, se insultan y critican, y comparten toda clase de publicidades que apoyen su postura para burlarse de sus contrarios.  
Retomo quizá el argumento de mi publicación anterior, al señalar la eterna disputa clasista entre “fresas y chairos”, pero en este caso, incluso esa justa pasa a segundo plano, creo yo, ante la breve y humilde reflexión que quiero compartir a continuación con quien generosamente me lea. 
Quien se ha tomado la molestia de leer o  investigar a fondo sobre la Reforma Educativa, sabe que si bien no se trata de un plan maligno para destruir el mundo, es un proyecto quimérico en un país donde la corrupción, el atraso y la incultura son el pan de cada día. 
Maestros que toda su vida llevaron a cabo un método de entrega de sus materiales y programas de estudio, que hacían lo que podían con lo que tenían a la mano, de la noche a la mañana fueron sometidos a pruebas y métodos de entrega electrónicos, a evaluaciones con parámetros desconocidos para ellos, que provocaron confusión y en más de un caso fueron la causa de la suspensión del profesor en cuestión. 
Hasta ahí una primera postura muy legítima si hablamos particularmente de la injusticia cometida contra  esos profes trabajadores, “chapados a la antigua” si queremos, pero que estaban ahí todos los días trabajando para educar a sus estudiantes, sin importar lo lejos que estuviera la escuela o lo difícil que fuera su entorno. 
Pero también tenemos los casos de algunos miembros del magisterio (no todos), que ni siquiera daban clases, que usaban la plaza magisterial como aviaduría o como herencia para sus hijos (merecida o no), o que no se esforzaban en lo más mínimo en ayudar a los alumnos a formarse, que sólo estaban ahí para cobrar por no hacer nada.
Hasta ahí la postura que critica las protestas de maestros, que las ven como pretexto de un montón de gente floja que no quiere perder un sueldo no trabajado, para seguir comiendo del sistema con el dinero de los mexicanos.
Ambas posturas son válidas si, Y SOLO SI, no son usadas para definir el movimiento magisterial en su totalidad. No podemos decir que los maestros que están ahí afuera en las calles son unos vándalos inútiles, pero tampoco diremos que todos y cada uno de ellos son maestros ejemplares. 
En todo caso, son mexicanos que fueron arrebatados de su empleo, de su fuente de ingreso, con la que sostienen sus casas, con la que alimentan a sus hijos. Y eso, definitivamente no puede ser un motivo de celebración. 
Las reformas de Peña Nieto se pintan de progresistas y modernas. Lo son, sí, pero sólo si fuesen aplicada s en países de primer mundo como Alemania, Suecia o Francia. 
Aquí en México, donde muchas escuelas tienen techo de lámina, no tienen drenaje, ni luz eléctrica, ni pupitres, ni  pizarrones. Aquí en México, donde muchos niños llegan a clases sin comer porque sus padres no tienen qué darles, donde muchos niños están desnutridos, son golpeados, tienen que trabajar en las tardes para comer. Aquí en México, primero se tienen que resolver los problemas de fondo para poder aplicar las modernas reformas del Señor Presidente. 
Quizá pensamos que es falta del maestro que no quiere entrar en la modernidad, que se rehúsa a tomar una computadora, que aún quiere usar métodos de memoria con sus estudiantes, que se resiste al cambio. Pero creo que no nos ponemos a pensar que en muchísimos casos los maestros tienen que ir en lancha y en burro y a caballo para acceder a las regiones más agrestes donde hay una escuelita rural que no tiene wi-fi ni cafés internet. No pensamos en los maestros que tienen alumnos indígenas que no hablan bien el español, o que tienen padres que no quieren que vayan a la escuela. No pensamos en los maestros que por las tardes o las noches no descansan como todos los trabajadores porque tienen que corregir exámenes, revisar tareas, planear las clases del día siguiente, preparar sus expedientes de evaluación para los supervisores de área, dibujar el bendito periódico mural de la primavera, hacer flores de papel, pensar una coreografía o un poema grupal para el acto cívico, comprar lápices y un cuaderno para Juanito que no tiene dinero ni para eso, reunirse con la mamá de Pedrito que lo manda a la escuela sin bañar. 
Se nos olvida que alguna vez fuimos niños y tuvimos maestros, maestros buenos, maestros barcos, maestros inolvidables, que nos hicieron ser lo que hoy somos, para bien o para mal. Y hoy, un gobierno de niños mimados e incultos, de pésimos administradores, de juniors de pacotilla, viene a decirles cómo hacer su trabajo, a ponerles pruebas digitales en servidores mal programados -error 404- , a preguntarles, en casos verídicos, sobre materias que ellos ni siquiera imparten, y con el pretexto de que están mal preparados quitarles todo lo que tienen –sueldo, prestaciones, antigüedad, jubilación, dignidad de paso-. 
Vamos a poner un ejemplo: ¿Qué haríamos, nosotros los Godínez de México, burócratas de hora-nalga, los que tenemos FB y lo usamos para insultar toda la mañana a los “chairos manifestantes”, qué haríamos, si un día llegara una comisión evaluadora a verificar que nuestros estudios son compatibles con nuestros puestos, que nuestros sueldos no estén inflados, que nuestras capacidades se correspondan con nuestro empleo? El 80%, si no es que más, se iría a la calle por ser inadecuados para la administración pública. 
Y una vez que nos viéramos en la calle, sin trabajo, sin dinero, sin futuro, ¿nos iríamos a nuestras casas como buenos niños a esperar que el Presidente nos salvase? ¿Diríamos con voz de comercial de detergente: “¡No importa! ¡Todo sea por el progreso! Hay que trabajar todos juntos”?
Yo creo que no. Creo que nos enfadaríamos, porque aunque no seamos los mejor capacitados, hacemos lo que podemos, con lo que hay, en el país que nos tocó para vivir. Y eso es válido, es entendible. ¿O no?
Se me hace ridículo pensar que los maestros están ahí porque quieren, porque les gusta estar ahí, porque les gusta el desorden y la violencia. Yo creo que ellos preferirían estar en su salón de clases, bonito o feo, con o sin techo, enseñándole a nuestros hijos, hermanitos, sobrinos o nietos, una lección de matemáticas o de español. Porque ¿a quién diablos le gustaría más estar horas bajo el inclemente sol en medio de una carretera bloqueando el paso de los automóviles que los insultan, defendiéndose de los policías que los tratan de quitar por la fuerza, golpeándolos como si todos sus años de estudio sólo sirvieran para eso. 
Pero somos cómodos, nos sentamos frente a la computadora, frente a la televisión o el teléfono inteligente, y criticamos, y blasfemamos, y nos burlamos de esos “chairos”. 
¿Qué no me pongo a pensar en los líderes sindicales y sus mafias? Claro que sí, pero les recuerdo que los que perdieron su empleo no son ellos, pero ellos si son los que obligan a todos los trabajadores afiliados a pagar cuotas y a seguir los lineamientos políticos de la Coordinadora si no quieren ser despedidos. Ellos no son distintos a los funcionarios de gobierno de los que tanto nos quejamos. Y ¿acaso nosotros pensamos que todos y cada uno de los empleados de gobierno son unos miserables ladrones? Pues no, no es lo mismo el Gobernador del Estado que “don Vicente” el que saca las copias y opera el conmutador. Y en el caso de los maestros aplica la misma norma.
Por otra parte, hay un elemento que nadie se detiene a ver, o que nadie quiere ver, mejor dicho. ¿En dónde es que se suscitan estos enfrentamientos de maestros? Pues en Oaxaca, Chiapas y Guerrero principalmente. Y yo pregunto ¿son estos tres estados los más boyantes y ricos del país, dónde no hay pretexto para que los habitantes se quejen de los sueldos y las condiciones de vida en las que se desempeñan? Ja ja ja y más ja. 
Chiapas, Oaxaca, Guerrero, los tres huerfanitos pobres del cuento. Tres entidades sumidas desde toda la vida en la pobreza extrema, el atraso, y sobre todo, el olvido. Y quizá, ser maestro en una escuela pública o rural, en cualquiera de estos lugares, no es el sueño de todo mexicano. 
No podemos cerrar los ojos y pensar que todo es como los medios nos dicen que son. En este país no hay maestros mal preparados, sólo hay maestros mexicanos, crecidos en el sistema obsoleto y corrupto en el que les tocó crecer, practicantes de las mismas prácticas que todos, sí, todos llevamos a cabo en nuestra vida profesional. Y todos, no sólo ellos, corremos el riesgo de que estas nuevas administraciones nos digan un día que no les servimos y nos den “las gracias”.
¿Y qué nos toca hacer? Pues apoyarnos como ciudadanos que somos. Informarnos para que no nos cuenten como es la cosa, vernos en los ojos del que lucha, y ponernos en sus zapatos aunque sea un ratito. Si lo nuestro no es apoyar activamente, por lo menos respetar, callar, y con eso ganarnos el derecho a ser oídos, respetados y apoyados el día que a nosotros nos toque ser víctimas de una injusticia.
A lo mejor los bloqueos nos perjudican e nuestro día a día, la falta de clases en las escuelas perjudican a los niños,  los enfrentamientos perjudican a los comerciantes, pero de eso ¿quién tiene la culpa? ¿Quién lo dejó escalar hasta ese nivel? ¿Quién no hizo nada teniendo el poder en sus manos? ¿Quién prefirió usar el cinismo y la fuerza pública en vez del diálogo y las soluciones alternativas? Ya sabemos quién. Pero no nos damos cuenta de que ese villano precisamente está usándonos para ganar la contienda. Nos pone los unos contra los otros para salirse con la suya, y nosotros, al pensar que lo tenemos todo y que los “violentos” nos los quieren arruinar, les estamos haciendo el juego, como ratitas de laboratorio.
No hay peor pueblo que el que no se respeta a sí mismo. En el que todos los hermanos se muerden entre sí, no se interesan el uno en el  otro, cada quien viendo por sí mismo como la ley de la selva. 
No se trata de si somos de derecha o de izquierda, de si nuestro partido es el PRI o Morena, se trata de vernos como una sola sociedad, no como enemigos. 
Hoy los maestros son golpeados y vapuleados, mañana los médicos, después los jubilados, y entonces qué, ¿vamos a esperar de brazos cruzados a que otra vez sean masacrados los estudiantes, como en el 68? No conviene darle demasiado tiempo el garrote a un gobernante inepto, porque no sabemos si un día lo va a usar para darnos a todos parejo. Y eso ya no nos va a gustar.

Meade, el bueno

Sin tacto
Sergio González Levet

Y no me refiero a la bondad que pueda mostrar en su persona el actual Secretario de Desarrollo Social, sino a que se está colocando como el aspirante más viable a terminar como candidato del PRI,entre los cercanos al presidente Peña, para la elección de 2018.
Se sabe que son un grupo compacto, poderoso; que comparten varias características, como que la mayoría estuvieron en el ITAM, que tienen estudios de posgrado en el extranjero, que se sienten muy cosmopolitas, que trabajaron en el Gobierno del Estado de México.
Luis Videgaray Caso ha sido el más visible de ellos, el de mayor confianza presidencial, el primer delfín… pero… pero las terribles condiciones financieras del mundo y del país, añadidas a su impopular manejo de las finanzas nacionales, lo dejan convertido en un pésimo candidato.
Poco podría hacer el malquerido Secretario de Hacienda -el que alza y cobra los impuestos, el que eleva el precio de las gasolinas, el que hace los recortes al gasto público-ante la simpatía galopante que trae Andrés Manuel López Obrador y la buena impresión que causa Margarita Zavala entre la población abierta, sobre todo las mujeres, que son mayoría en México.
Aurelio Nuño Mayer, pese a su juventud, posee una enorme inteligencia y goza de la confianza y el afecto de Enrique Peña Nieto. Sin embargo, no obstante los inmejorables y experimentados asesores que tiene, y el apoyo del grupo de Carlos Salinas de Gortari, el enfrentamiento con la CNTE -al que le ha entrado con toda la valentía y lealtad a su jefe- ha mermado sus condiciones de aspirante a la candidatura tricolor (no por nada el Peje astutamente se inclinó a apoyar a la Coordinadora en este movimiento, en una jugada de viejo zorro para mermar a ANM).
Así que en el círculo rojo queda José Antonio Meade Kuribreña, cuyo caso es bastante singular en la política mexicana. Ha ocupado la titularidad de cuatro secretarías de Estado diferentes, y además dos de ellas con un presidente panista y las otras dos con un priista. Con Felipe Calderón fue inicialmente Secretario de Energía y después Secretario de Hacienda y Crédito Público. Y con Enrique Pena Nieto empezó como Secretario de Relaciones Exteriores y ahora lo es de Desarrollo Social. Estudió Economía en el ITAM, Derecho en la UNAM, tiene un doctorado en la prestigiosa Universidad de Yale, y demostró una gran capacidad académica, con calificaciones sobresalientes.
La posibilidad de que sea el candidato se fortaleció cuando el Presidente lo mandó al frente de la Sedesol, una dependencia muy a modo para crear popularidad, porque es la que se encarga de otorgar apoyos a las clases necesitadas, que son las mayoritarias y las más maleables, electoralmente hablando.
En su papel de Secretario de Desarrollo Social, Meade ha comenzado una gira de posicionamiento por todo el país, que arrancó hace unos cuantos días en Veracruz, en Pánuco, al lado de su gran amigo, el senador veracruzano José Yunes Zorrilla.
Si cuaja su imagen entre las masas, ya tendremos al seguro abanderado tricolor para dar la pelea contra Morena y la alianza PAN-PRD.
Y si no, pues queda el plan B de hacer un enroque entre los secretarios de Hacienda y Sedesol. Y empezar una nueva historia.
¿O no?

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Tira PGR el blindaje de Duarte

Álvaro Belín Andrade
Hora Libre

Debieron ser muchos los mensajes privados enviados al gobernador Javier Duarte de Ochoa para que evitara usar al Congreso local para hacer leyes a su medida, reformas constitucionales pensadas en su exclusivo beneficio personal. Los desoyó. Continuó tratando de utilizar a diputados entreguistas, más preocupados por su cartera que por defender a los veracruzanos.

Luego, desde el CEN del PRI le hicieron un extrañamiento público sobre el tema de armar una ley anticorrupción y el nombramiento de un fiscal a modo, anclado por años, para defenderle, señalándole que si bien podría ser legal, no era ético. El llamado de la presidenta nacional priista, Carolina Monroy del Mazo, tuvo efecto en diputados locales que entendieron la gravedad de someterse a los designios de quien se va y ello impidió que las iniciativas tuvieran la mayoría calificada para su aprobación.

Pese a que en sucesivas sesiones del Congreso se tuvo que hacer a un lado el tema por falta de respaldo, las iniciativas se mantenían en el caldero, mientras se buscaba convencer –a golpe de cañonazos económicos– a diputados que pudieran dar el número necesario para lograr mayoría calificada. Pero el tiempo suele ser vengativo.

Muchos actores políticos, incluido el gobernador elector Miguel Ángel Yunes Linares, invocaron el uso del autoritarismo del viejo modelo del PRI, aquel que permitía (o soliviantaba) la caída de un gobierno estatal por órdenes del Presidente de la República, para evitar que el blindaje buscado por Duarte se hiciera realidad. La Presidencia de la República respondió a quienes lo solicitaron que la ley no le otorgaba esa facultad, en razón del federalismo y la autonomía de los poderes estatales.

Este lunes, sin embargo, la Procuraduría General de la República (PGR) presentó ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) acciones de inconstitucionalidad en contra de los congresos de Quintana Roo y Veracruz, para evitar la violación de los principios del Sistema Nacional Anticorrupción con reformas que aprobaron recientemente, y que la oposición ha denominado como “blindaje” para los gobernadores salientes, Roberto Borge y Javier Duarte.

Y fue muy claro el vocero del gobierno federal, Eduardo Sánchez. En una conferencia de prensa realizada en la Ciudad de México, en que también estuvo presente Salvador Sandoval Silva, subprocurador Jurídico y de Asuntos Jurídicos de la PGR, Eduardo Sánchez señaló que no hay cabida “para legislaciones locales a modo”, y que ninguna institución o servidor público puede estar al margen de la ley.

En la conferencia se dijo que los gobernadores de Veracruz y Quintana Roo no pueden hacer nombramientos de funcionarios en materia anticorrupción, de contralores, magistrados o fiscales anticorrupción, porque de ese modo se generaría “inseguridad jurídica”.

De un solo tajo, el gobierno federal echaba abajo la ley anticorrupción, el intento de nombrar un fiscal en la materia, la creación de una sala del Tribunal Superior de Justicia para el combate a la corrupción y el nombramiento de tres magistrados, cuya terna estaba compuesta por gente identificada con el PRI y el gobernador saliente e, incluso, con personajes famosos por haber dispuesto del dinero público, como el caso de la exalcaldesa de Minatitlán, Guadalupe Porras David, acusada de malversar más de 100 millones de pesos del ayuntamiento sureño.

Frenar el abuso del poder, no propiciarlo

Salvador Sandoval Silva explicó que la reforma constitucional de mayo de 2015, aprobada por el Congreso de la Unión, previó dos cuestiones que impiden tanto al gobernador de Veracruz, como al de Quintana Roo, Roberto Borge, realizar cambios legislativos en la materia:

“Primero: que los Estados deben esperar a la expedición de las leyes generales a efecto de que sus sistemas locales anticorrupción se ajusten al Sistema Nacional. Segundo: que hasta que eso ocurra, las leyes de responsabilidad administrativa y de fiscalización de las entidades federativas, continuarán en vigor”.

Por lo visto, los asesores jurídicos de ambos gobiernos estatales (Veracruz y Quintana Roo), acusados de actos de corrupción a escalas extremadamente graves y amenazados por los gobernadores que habrán de sustituirles el 1 de diciembre, no contemplaron esas condiciones y, a pesar de ellas, según Sandoval Silva, sus Congresos “han aprobado diversas reformas y realizado diversos actos que no son acordes al sentido y fin de la reforma constitucional del 27 de mayo de 2015, que tuvo como objetivo concretar un sistema de mecanismos que permitan frenar el abuso del poder, no propiciarlo”.

Ante ello, añadió, se promovió la acción de inconstitucionalidad, para que la SCJN analice las reformas aprobadas por los congresos locales, y “advierta que las entidades federativas mencionadas, carecen de facultades para crear sus Sistemas Locales Anticorrupción sin que se hayan publicado las leyes generales correspondientes y, lo que es más, que se advierta que no pueden hacer nombramientos de funcionarios en dichas materias”.

El mensaje ya no deja ni dudas ni capacidad de movimiento para ambos gobernadores. Ninguno puede argumentar ignorancia de las leyes federales, y aunque en Quintana Roo se logró incluso el nombramiento del fiscal anticorrupción, este será echado abajo mediante la acción de inconstitucionalidad.

Lo quieren fuera… ya

La misma mañana del lunes, el gobernador Javier Duarte de Ochoa anunció por medio de su cuenta de Twitter que había cancelado sus iniciativas. En su primer mensaje, señala: “De acuerdo con la @Presidencia MX los miembros de la terna a Magistrados Anticorrupción han declinado y no enviare ninguna otra propuesta”. El segundo: “Exhorto a la Comisión de Procuración de Justicia de la @LegisVer declarar desierta la convocatoria para nombrar Fiscal Anticorrupción”.

Falta ver si deroga la ley anticorrupción, que sí fue aprobada, aunque legalmente está impedido hasta en tanto no se hayan publicado las leyes generales correspondientes, aprobadas por el Congreso de la Unión.

Por lo pronto, Javier Duarte de Ochoa ha llegado a límites políticos inconcebibles, en el marco de una guerra sin cuartel contra todos los grupos opuestos, incluidos los de su partido, lo que entre otras cosas permitió su derrota por primera vez en las últimas ocho décadas.

La reacción del excandidato priista a Gobernador, Héctor Yunes Landa, ha sido considerada como la más dura de entre todas las que este lunes se manifestaron luego de este anuncio del gobierno de Enrique Peña Nieto. Yunes Landa exigió a Duarte que, por dignidad, “solicite licencia para separarse de manera definitiva del cargo de gobernador”.

Entre otras cosas, le acusa de orientar un esfuerzo irracional “por lastimar a la sociedad a través de quebrar al estado, pervertir el proceso legal, coaccionar a legisladores, suprimir en los hechos la división de poderes y destruir a la administración pública”.