PLAZA
CÍVICA
Alma Celia San Martín
Ante la proximidad de las festividades de día
de muertos o fieles difuntos me surge la duda, hasta dónde se han perdido las
tradiciones y costumbres herencias de nuestros abuelos y bisabuelos, ya no se
observan por ningún lado los grandes altares, llenos de todo tipo de alimentos,
frutas, velas, veladoras y un sinnúmero de ofrendas que eran delicias
posteriores de los vivos.
Gratos recuerdos
llegan a mi mente al recordar los
preparativos para instalar el altar en la casa de mi abuela, era como la casa
grande, donde con un tiempo anticipado se
realizaba la molienda del cacao que posteriormente se convertiría en
chocolate, la elaboración de las conservas, los dulces, etc.
Días quizás semanas de preparación de todo
tipo de alimentos, en la víspera se instalaba la gran mesa, al frente pendían los racimos de plátanos que eran colgados ,
las pencas de plátano donde se colocaban
los cirios, las flores de cempazoxochitl
, mano de león, naranjas, limas, tamales, mole, frijoles, cigarros, cerveza, aguardiente, jueguetes, ropa,
antiguas fotografías, utensilios de labranza, entre otras coas eran colocadas
en los altares adornados previamente con papel picado de muchos colores,
palmilla y coronas de palma y el camino de flores acompañado del copal que
inundaba con su olor la casa.
Pero el tiempo pasa y se van perdiendo las
costumbres, las tradiciones hoy los jóvenes se emocionan más por celebrar el
hallowen, una costumbre que no es nuestra, ni nos pertenece, pero que ha sido adoptada
en los últimos tiempos por muchos mexicanos.
Hoy en vez de altares, en las casas se
colocan calabazas, brujas y otros
artículos de plástico, barro u otro
material y otros tantos, en cambio son menos los altares que se instalan para esperar la
llegada y ofrendar a los difuntos que una vez al año regresan a departir con
sus familiares, es una fiesta alegre
pero llena de nostalgia, así la catalogo yo.
Son días de guardar dice mi madre, debemos de
permanecer en casa a esperar a los que ya se fueron, porque vienen a visitarnos, es por ello que desde el 31 de
octubre coloca el vaso de agua al anima sola,
luego los tamales de dulce para los niños, al siguiente día los tamales
de puerco con chile, pulacles, picadillo y el dos de octubre el mole para
despedir a los que como cada año vienen de visita.
Esto es parte de la historia de un pueblo que
poco a poco se va perdiendo, es menester ahora de las nuevas generaciones
rescatarla para que no se pierda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario