miércoles, 12 de octubre de 2011

Duarte se desmarca


Escenario
GABRIEL ARELLANO LÓPEZ

Ningún nombramiento -incluso, apenas en etapa de propuesta- como el de Amadeo Flores Espinosa, para la Procuraduría de Justicia, le ha valido al gobernador Duarte tantos comentarios y opiniones de aceptación. Debe ser porque el destinatario es gente con reconocimiento político y jurídico, lo que, ojalá, sirva de ejemplo para recomponer todo lo que hay que recomponer en la administración estatal.
El mandatario veracruzano, sin duda, llegó al cargo cercado y asediado por compromisos con los más diversos grupos, situación que formó parte de la herencia maldita que recibió, tal y como lo admitió hace pocos días en una entrevista con el periodista Oscar Mario Beteta.
Por eso, en el gobierno veracruzano vemos hoy en encumbrados cargos a personajes como Gerardo Buganza, Tomás Ruiz y Erick Porres, entre otros, que son corolario de los pactos que en tiempos electorales debieron asumirse el año pasado en aras de no perder la gubernatura frente a Miguel Angel Yunes Linares.
             Reynaldo Escobar Pérez también formó parte de la herencia maldita y ha sido el primero en caer ante los constantes yerros que cometió y que contribuyeron grandemente a deteriorar la imagen gubernamental veracruzana.
             Es allí, entonces, donde al gobernador Duarte se le presenta la primera oportunidad de desmarcarse del pasado inmediato. Y la está aprovechando.
             Para ello ha echado mano de un Amadeo Flores Espinosa que es viejo lobo de mar en las aguas políticas, tal y como se lo demostró, precisamente, a Fidel Herrera Beltrán, el año anterior, cuando el de Nopaltepec con habilidad perversa lo mandó a competir como candidato a diputado federal al distrito de Huatusco, nada menos y nada más que contra Ulises Ochoa, vástago de quien en ese momento encabezaba formalmente al SNTE, el también veracruzano Rafael Ochoa.
             Fidel envió allá a Amadeo con la seguridad de que perdería la elección. Mediaba su compromiso con Elba Esther Gordillo. Ni remotamente abriría un frente en contra de la maestra chiapaneca. Así que pensó que Amadeo era el candidato a modo para que el hijo Ulises se levantara con la victoria electoral.
Conociendo a Fidel, lo más seguro es que se confió tanto que cuando intentó reaccionar, el de Cotaxtla le había ganado la partida. Y en unos días, u horas, Amadeo será el nuevo Procurador de Justicia de Veracruz. Cosas veredes.
Y es que, paradójicamente, algunos de los malqueridos de Fidel, hoy ocupan posiciones relevantes con el gobernador Duarte. Ejemplos sobran: además de Amadeo, allí están Adolfo Mota, Marcelo Montiel, Noemí Guzmán, Toño Nemi y Jorge Uscanga, por citar sólo algunos. Ya ni qué decir de Gerardo Buganza y de Tomás Ruiz, en algún momento enemigos acérrimos de Herrera Beltrán, acosado en estos momentos por la prensa del Distrito Federal por nuevos señalamientos de abuso de poder y enriquecimiento ilícito, acoso que, curiosamente, también ha encontrado eco en medios locales importantes, como Telever.
Después de todo, con los posicionamientos actuales de sus adversarios, se ve hoy que Fidel el año pasado tuvo que pactar hasta con el diablo para sacar triunfante su proyecto transexenal.
Pero parece que acudimos hoy a un nuevo escenario, donde el gobernador Duarte deja de lado las malquerencias de su antecesor y toma decisiones maduras y acertadas, como la de proponer a Flores Espinosa para la Procuraduría de Justicia.
Se ve y se siente en ello, la comprensión, el entendimiento, del mandatario respecto de la hora difícil que vive Veracruz y que ello amerita dejar de lado mezquindades del pasado y aprovechar lo que a Veracruz conviene. Sería excelente que los beneficiarios de aquellos pactos pensaran y actuarán en la misma frecuencia.
Sin duda, sería un buen comienzo en la recomposición del desbarajuste que no sólo financiero, sino también político, le tocó en herencia al gobernador Duarte.
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