miércoles, 28 de febrero de 2024

¿Cómo secar la violencia?


TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez                         

                                                                                                                                                      

Aperitivo 1: “Para mí es muy importante trascender esta simplificación melodramática de que los gringos son malos y los mexicanos son buenos. No es así, es mucho más compleja la cosa. El racismo no tiene nacionalidad. Como la violencia, tristemente, es algo de lo que todos somos capaces”. (Antonio Ruizpalacios). En eso, como en otras muchas cosas más, somos igualitos… ¿O no?

Aperitivo 2: “México es el país donde más ha crecido el apoyo a la autocracia, revela un informe del Pew Research Center, según el cual, el respaldo a un régimen con un líder fuerte que tome todas las decisiones pasó de 27 a 50% entre 2017 y 2023”. (eluniversal.com-mx, 28-02-24). Ahí ‘ta.

 

En novela Las hermanas Jacobs, de Benjamin Black, el narrador escribe: “No entendía por qué se había perseguido a los judíos a lo largo del tiempo. No sólo era cruel, sino también sumamente absurdo. Igualmente podría haberse actuado contra los zurdos o los pelirrojos. La necedad humana no conocía límites”. A lo cual parafraseo que la necedad humana no conoce límites, en todos los aspectos.

No soy pesimista. Soy escéptico; más aún, soy un soñador escéptico, pero no un iluso y mucho menos un “estúpido engreído, caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido…”, como canta Lupita D’Alessio, por no conceder la razón a quien la tiene. Lo digo siempre: amigo de Platón pero más amigo de la verdad. ¿A qué tanto rollo? Pos como estamos en tiempos de cambio climático, calentamiento global, catástrofes de toda índole, guerras y contaminación política electoral, creo fervientemente que nos hace falta el uso de la razón –no la terquedad e intransigencia- y que nos toquemos el corazón, aunque suene trillado y hasta cursi.

No crea nadita de nada que no pasa nada en nuestro país y que el pueblo sea feliz. ¿De qué pueblo hablamos? ¿De qué felicidad? Engañado vas a morir, me decía mi madre. La pobreza extrema se endurece y eso es buenísimo para ganar voluntades electorales, aparte de mantener a la manada en la ignorancia. Duele la verdad pero la escondemos, a como dé lugar. Porque bien podríamos “hacerle un curvita a la ley para la reelección”. Además, somos cabrones, nos hacen lo que el viento a Juárez.

Es fácil: entreguemos migajas, no enseñemos a pescar. Percibo en el horizonte una tormenta política de chapulines y camaleones, de promesas y mentiras –esto harto se sabe, pero nos gusta el masoquismo-, que al final sólo dejarán dinero en manos de quién sabe quién y México seguirá igual, en un mundo feliz y en paz. Ajá.

Eso: paz, al menos. Pero nuestro país y el mundo vive en la violencia, al rojo vivo, no lo neguemos ni cerremos los ojos. Veamos la verdad de frente, para poder hacer algo, no nada más sonreír para la foto o la selfie y vomitar ocurrencias.

Albert Einstein, en el documental “Einstein y la bomba”, expresó: “Una hora sentado con una chica guapa en un banco del parque parece un minuto; pero un minuto sentado sobre una estufa caliente parece una hora, eso es la relatividad”. ¿Entiendes Méndez…?

Hace años, Joan Manuel Serrat expresó: “Hay que tener un poco de cojones, o quizá muchas ganas de vivir para no dejar que te mate una amenaza; yo tengo muchas ganas de vivir, de beber hasta la última gota de vida que tenga, pero beberla así, con felicidad, en la mayor plenitud posible. La violencia es una flor que nosotros hemos cultivado, y la queremos arrancar a tirones; lo mejor es dejarla que se seque. Tenemos que dejar de regarla todos los días con esa mierda que produce la televisión, violencia sin sentido y sin explicación, dejar de regarla con nuestros miedos. Pareciera que en lugar de ver el crimen que se está cometiendo, observamos una película como si aquello no doliera, no sangrara, no llorara. Tenemos que poner en el jardín cultura, arte, música, tecnología y sobre todo, amor. Eso seca sin duda a la violencia”.

¡Tiempos violentos!

 

Los días y los temas

 

Ahora que empiezan las campañas –espero no verlas ni oírlas, aunque es imposible, me lleva la chingada-, en “Humor político”, texto recopilado en Internet por Guillermo A. Bavera, leo lo siguiente: “¿NUNCA ESCUCHÓ ESTE DISCURSO DE LA TÍPICA PARTIDOCRACIA LATINOAMERICANA?:

       

“En nuestro partido político, cumplimos con lo que prometemos.

Solo los necios pueden creer que

no lucharemos contra la corrupción.

Porque si hay algo seguro para nosotros es que

la honestidad y la transparencia son fundamentales

para alcanzar nuestros ideales.

Demostraremos que es una gran estupidez creer que

las mafias seguirán formando parte del gobierno

como en otros tiempos.

Aseguramos sin resquicio de duda que

la justicia social será el fin principal de nuestro accionar.

Pese a eso, todavía hay idiotas que fantasean -o añoran- que

se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política.

Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que

se acaben las jubilaciones de privilegio y los negociados

No permitiremos de ningún modo que

nuestros niños mueran de hambre.

Cumpliremos nuestros propósitos aunque

los recursos económicos se hayan agotado.

Ejerceremos el poder hasta que

comprendan desde ahora que

Somos la nueva política.”

 

        ¿Algo les recuerda?

 

De cinismo y anexas

 

Quizás ya se la sepan, pero ahí les va:

 

“Un ladrón atraca a un hombre a punta de pistola: “Deme todo su dinero”. Asustado, la víctima intenta disuadirle: “Usted no sabe quién soy yo... soy un político muy influyente”. “Disculpe”, dice el ladrón, apuntándole de nuevo con la pistola: “En ese caso, ¡devuélvame todo mi dinero!”.

        Hasta la próxima.

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