Jorge Arturo Rodríguez
Tierra de Babel
“Es más fácil amar a la humanidad en general que al vecino”. (Eric Hoffer). Feliz Día del Amor y de la Amistad, hoy, mañana y siempre.
No sabemos qué es la letra “A” ni que hay atrás, adelante, a la derecha o la izquierda, arriba y abajo de ella, ni qué chingaos dice si no le colocamos otra letra por compañía. Sólo Francisco Gabilongo Soler “Cri-Cri” sabía qué onda con las vocales: “Primero verás que pasa la A con sus dos patitas muy abiertas al marchar.” No soy un estudioso, un sesudo académico profesional de la naturaleza humana, pero mal que bien observo a la gente. Un observador maltrecho, hecho por la experiencia, unos cuantos libros que he leído y releído y que, sí, me han puesto de cabeza, “viviendo con la locura andando”.
Desde mi trinchera (sin novedad en el frente, para variar), he observado que a las personas –a la mayoría- les vale madres todo o casi todo, no se dan cuenta ni donde están parada, a pesar de que les digan que es campo minado. ¡Por Dios! Por algo José Saramago escribió la genial novela Ensayo sobre la ceguera. Desde este punto de vista, canto con “Cri-Cri”:
“Que dejen toditos los libros abiertos,
ha sido la orden que dio el general.
Que todos los niños estén muy atentos,
las cinco vocales van a desfilar”.
A: Acabados o para allá vamos: “Acabose el tiempo cuando apenas si había llegado”. Francesc Mirales en su artículo “¿Por qué somos pobres en tiempo?”, escribió: “A medida que envejecemos, la gestión del tiempo se vuelve una cuestión más urgente, tal vez por esa ley del marketing de que “la escasez crea valor”. ¿Por qué, entonces, hay tan poca gente que se siente satisfecha con el uso que hace de sus días, horas y minutos?” (elpais.com, 19/01/23). Arrepentíos… O mejor usemos: Amor.
E: Ególatras vuelta a casa, cual hijos –o lo que sea, por aquello del lenguaje incluyente ¿o inclusivo?- pródigos. O nunca se fueron; sólo estuvieron escondidos. Más con la dichosa selfi y anexas que no nos deja en paz, pues la egolatría la traemos dentro, como una corazonada de mal presagio. ¿Qué somos si no nos ven o no nos dan siquiera un like? Que en la vida diaria no te saluden ni te digan “Hola”, no importa, eso vale puro cacahuate. El chiste es que soy yo, yo, yo… Ya ni les digo en la vida de la farándula y la política o politiquería. Quien esté libre de pecado…
I: Indiferentes, así de sencillitos, igualito que la egolatría, parientes tenían que ser; es más, hermanos. Insensibles. Por mí, que se los lleve la chingada… Y así por el estilo, por decir lo mínimo. “El peor pecado hacia nuestros semejantes no es odiarlos, sino tratarlos con indiferencia: esa es la esencia de la inhumanidad”. (George Bernard Shaw). Sí, me vale lo que piensen…
O: Oscuros… Negativos, pesimistas. ¿Qué más les puedo decir? Traidores… Candil de la calle, oscuridad de tu casa… “La oscuridad no puede sacarnos de la oscuridad. Solo la luz puede hacerlo. El odio no puede sacarnos del odio. Solo el amor puede hacerlo”. (Martin Luther King). Ven, mejor: Amor.
Canta Francisco Gabilongo Soler: “…y luego hasta atrás, llegó la U, como la cuerda con que siempre saltas tú”.
La última y nos vamos. Ahí se las dejo de tarea. ¡Uuff!
Los días y los temas
En la reciente actualización del Diccionario de la Lengua Española (DEL), se define el vocablo “micromachismo” como forma de machismo que se manifiesta en pequeños actos, gestos o expresiones habitualmente inconscientes. ¡Madres! O tengo que escribir ¡Padres!
Lo bueno es que no vieron mis gestos al escribir estas palabras.
De cinismo y anexas
Mi entrañable poeta José Emilio Pacheco escribió “El mañana”:
“A los veinte años nos dijeron:
“Hay que sacrificarse por el mañana”.
Y ofrendamos la vida en el altar
del dios que nunca llega.
Me gustaría reunirme alguna vez
con los viejos maestros de ese entonces.
Tendrían que aclararme si de verdad;
todo este horror de ahora era el mañana”.
Ahí se ven.
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