viernes, 4 de mayo de 2012

CONSTERNACIÓN


Por Juan Osorio Flores

1.- Si de lo que se trataba era de burlarse del gremio periodístico el Día Internacional de la Libertad de Prensa, lo lograron. Así como despedazaron los cuerpos de Gabriel Huge, Guillermo Luna, Irasema Becerra y Esteban Rodríguez y los tiraron sin más, allá en Las Vegas II del Puerto de Veracruz, así de la misma forma destrozaron en cada periodista, primeramente veracruzano y luego del resto del mundo, la de por sí poca confianza que teníamos en las autoridades tanto estatales como federales y en la presunta implantación de una convivencia social basada en el Derecho y la Legalidad.
Hoy más que nunca sabemos que en Veracruz la vida no vale nada, tan nada vale, que por eso hasta es tirada a la basura; una persona, que cortada en pedazos, no es más que un fiambre más.
No hay justificación, explicación o investigación que devuelva la vida a Gabriel, a Guillermo, a Irasema, a Esteban, a Regina, a Milo, a Yolanda, a Olguín; las sesudas pesquisas, las incesantes declaraciones, explicaciones, análisis, hipótesis y demás, no sirven ni servirán para grande sea la cosa, y esto, en el muy remoto caso de que tales "investigaciones" arrojaran en realidad a un responsable directo de estas atrocidades, lo cual se duda en 99.9 por ciento.
No se trata de la vida de periodistas; se trata de la vida de personas, de seres humanos, que según la Ley que nos rige, tienen Derechos, incluido el caso de que fueran delincuentes. Quizá por eso las Comisiones Estatal y Nacional de los Derechos Humanos emiten constantemente recomendaciones para que al preso fulano de tal, que purga condena por homicidio, se le trate bien; para que los elementos de las policías uniformadas, no le rompan la madre al ladrón, violador, asaltante o delincuente en general que es detenido por ellos.
Vaya, si los delincuentes tienen hasta el derecho de recibir comida, "buen trato" y hasta visita conyugal en la cárcel, todo en nombre de Los Derechos Humanos.
Por eso suena ofensivo cuando un sedicente vocero gubernamental expresa ante un hecho como este: "es que estaban metidos en negocios sucios"; "es que tenían relación con delincuentes", "es que fue un asunto pasional". O sea, y es pregunta, ¿entonces los muertos se ganaron esa muerte?. ¿Se la merecían?. ¿Ellos se lo buscaron?.
Entonces en dónde está el Derecho y la Legalidad.
No. No cabe duda que estamos ante un pueblo sin Ley y ante el más absoluto desamparo. Un minuto de silencio y una ola de coronas y arreglos florales no rellenan el hueco dejado. No sirven. Tales prácticas son mero protocolo. Es más, las flores dejadas a lado del féretro, ni siquiera son vistas ya por el difunto. No sirven.
Hemos llegado al grado de que la Justicia que exigimos el gremio periodístico, no se limita a presentar a un presunto responsable del homicidio, sino a la exigencia de que se detenga a la Voz de ya esta matanza, este reguero de sangre. Estas escenas sacadas de las más crudas películas. No más.
Lo que le exigimos al Gobierno de Veracruz, es que de una vez por todas, pare ya este río de sangre que corre por cada calle, colonia, congregación y ciudad de Veracruz, no solo de periodistas, sino de jóvenes, señoritas, mujeres, hombres y hasta ancianos que han sucumbido en la más absoluta impunidad.
Le dijo Javier Sicilia al Presidente de la República, al Jefe de Gobierno del DF y a más de 16 Gobernadores reunidos en México hace poco más de un año: "si no pueden señores, renuncien".
¿Es ofensivo pedirle a las autoridades que cumplan con su deber?. ¿Es insultante reclamarles que pongan un alto rotundo a la delincuencia?. Pues entonces oféndanse, porque eso es lo que muchos ciudadanos, principalmente los deudos de quienes ya no volvieron a casa como siempre, están exigiendo: Si no pueden, renuncien.

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