jueves, 27 de octubre de 2011

El inverosímil PRD


* Vamos a extrañar a Don Miguel Ángel Granados Chapa

Uriel Flores Aguayo

Me gustó el titulo del más reciente artículo del brillante escritor nicaragüense Sergio Ramírez, quien habla de lo inverosímil que resultan las elecciones organizadas por los sandinistas en ese país. Sostiene que son inverosímiles las elecciones y explica en qué consiste su afirmación. Lo leo y no puedo dejar de compararlo con lo que pasa en el PRD, donde casi todo es inverosímil  y sus actos  van de lo trágico y folclórico a lo chusco y a la  caricatura.
Estamos ante la próxima liquidación de un proyecto político de izquierda por los intereses de una burocracia impune, analfabeta, aburguesada, hueca y corruptísima. La padecemos por su control del aparato partidista, reproducido en cada proceso interno para mantenerlo en un círculo vicioso que ha ido haciendo del PRD un membrete más y una sigla con registro legal al servicio de los poderes facticos y formales del país. Instalados en la partidocracia, habiendo renunciado a un proyecto de transformación social y gozando de las mieles del poder es muy difícil diferenciar a Humberto Moreira, Gustavo Madero, Jorge Kahwagi o el “Niño verde” de Jesús Ortega, Amalia García o Jesús Zambrano.
Los “chuchos” y sus aliados van con todo su arsenal fraudulento a intentar la conservación de su mayoría ficticia y mercenaria para tener el control de la representación oficial del PRD, es decir, la firma   que les permita llevar a delante sus intentonas de coalición con el PAN, en cumplimiento de sus acuerdos con Calderón y con ciertas elites. Si Marcelo no se presta a esa  estrategia, podrían intentarle por el lado de Beltrones. El planteamiento del gobierno de coalición, la reactivación de Beltrones, el bajo perfil de los precandidatitos del PAN  y el esfuerzo descomunal y fraudulento de los” chuchos” por mantener el control del PRD están estrechamente vinculados.
Entre sus obstáculos principales están las fuerzas del DIA y sobretodo la convocatoria cada vez más amplia y el posicionamiento de Andrés Manuel López Obrador, la única figura de alcance nacional que puede considerarse rupturista del sistema. Los demás se arreglan de algún modo y pueden representar el papel de opción impuesta en el menú confeccionado por las elites. Los “chuchos” saben que la encuesta   la va a ganar Obrador, las tendencias en ese sentido son muy claras, desconfían de Marcelo, en el sentido de que se sostenga firme en el campo de las dos mentiras, las de que no son demócratas ni de izquierda; les aterra un escenario en que Andrés Manuel sea el candidato de la izquierda y tenga todo el apoyo de Ebrard y Cárdenas. Simplemente no conciben cómo le podrían hacer para aparecer al  lado del candidato en una plaza pública sin que los abucheen, más allá de retener posiciones parlamentarias a las que son adictos y que se rolan en familia. Lo inverosímil del PRD nacional abarca a Veracruz, donde casi todo es ficticio y “patito”. El estado de descomposición  e inactividad en que se encuentra el PRD veracruzano es un reto gigantesco para los nuevos dirigentes. La única manera que tienen para legitimarse y acabar con la simulación es luchando y respetando por mínimos de legalidad interna, de vida orgánica, elaboración política, apertura, convocatoria, causas populares, identidad y transparencia.
Salvo en cuatro o cinco pequeñas regiones donde el PRD tiene cierta vida en el resto del estado es un membrete que manejan al mejor postor personas desconocidas. El espectáculo de la corrupción en su seno, del abandono de todo pudor y la reiteración de la farsa en sus menguadas filas  lo llevan a una inminente extinción. Se ve muy difícil, casi imposible, salvarlo pero no hay peor lucha que la que no se hace. La paradoja más asombrosa y humillante es que en un partido de izquierda se inviertan millones de pesos para ser legislador o dirigente, que humildes campesinos sean hospedados en hoteles de cinco estrellas y los representantes vivan como burgueses. Más allá de consideraciones morales están cometiendo una traición brutal a los ciudadanos que creen que ellos pueden representar algo distinto. Todavía mucha gente no los ve como los vulgares grillos y transas que son. Por encima   de las siglas están las ideas y el espíritu justiciero.   Tienen menos de un año, la gran prueba es el 2012. Renovarse o morir.
Recadito: ya no queremos en el PRD ni en la izquierda “chuchos”, “chuchitos” y “chuchineros”.

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