Carlos Lucio Acosta
- Fausto Fernández Ponte
- ¿El Adiós a las Armas?
La madrugada del lunes seis de septiembre del 20lO, emigró una de las figuras más relevantes en el campo de la comunicación política, económica y social del país y del mundo.
Originario de la ciudad y puerto de Coatzacoalcos, inicia actividades periodísticas en el quincenal mimeografiado La voz del estudiante, órgano de difusión de la escuela secundaria a la que concurrió durante tres años consecuti¬vos.
Luego escribiría prosa y poesía en el diario La Opinión, de Minatitlán, a los quince años publica su pri¬mera novela corta, trabajó en la redacción del Diario de Xalapa y después parte a la ciudad de México en busca de mejores horizontes.
En la capital del país ingresa a la redacción del legendario diario Excélsior, bajo la dirección del periodista y escritor Julio Scherer García, actual presidente del consejo administrativo del semanario Proceso.
Obtiene una beca para estudiar periodismo en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos. Trabaja en los periódicos The La Crosse, de La Crosse, Wisconsin y en The Phiadelphia Esquirer, de Filadelfia, Pensilvania. Editor de la agencia de noticias latín-Reuters, en Buenos Aires, Argentina. Imparte clases de literatura hispanoamericana en el campus Fort
Myers, en la Universidad Estatal de Florida. En el 2006, publica el libro "Elecciones presidenciales: como razonar el voto".
Autor de Asimetrías, columna especializada en el análisis y propuesta de temas vinculados al quehacer político, económico, social y cultural de México y del mundo, dis¬tribuida por la Agencia Mexicana de Información (AMI) en más de ¬seiscientos medios de comunicación del país, los Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, Centro y Sudamérica.
Tuvimos el privilegio de colaborar bajo su dirección en tres proyectos periodísticos: el primero, semanario Negocios de Veracruz; el segundo, decenal Negover y el tercero, quincenal Ágora.
Celoso guardián del idioma, respetuoso en el manejo estricto de la gramática española, enemigo mortal de las expresiones vulgares, apasionado de la información veraz, solidario en las causas perdidas y también en las ganadas.
En sociedad con el político, periodista y editor Ángel Leodegario Gutiérrez Castellanos, fundaron el diario Política, de Xalapa.
Si no hablamos mucho al menos si lo sufi¬ciente como para comulgar con aquella idea sobre lo que debe ser el auténtico profesional de la información política, económica, social, cultural y religiosa.
En su código de ética jamás figuró la palabra difamación o la expresión lisonja. Siempre apegado a la verticalidad en la exposición de hechos probables o consumados.
Nunca inclinó la cabeza ante el poder.
Hombre congruente con su tiempo y su constancia, pero también con su circunstancia.
NO era de dos palabras o de las mil excusas.
Siempre lineal, sin raspaduras o enmendaduras. De una sola pieza. Ni más ni menos. EL justo equilibrio.
Periodista sin censura.
Objetivo, no subjetivo.
Asiduo defensor de la rendición de cuentas claras, de la transparencia a la información pública guberna¬mental, de la libertad de expresión, de los derechos humanos.
En el antiguo Gran Café de la Parroquia, de la ciudad y puerto de Veracruz, comentó al reportero sobre la preocupación del curso que tomaba el periodismo en el Estado.
En el antes, el durante y el después del proceso electoral del primer domingo cuatro de julio del 2010, muchas cosas cambiaron.
Pulsó el palpitar rítmico de una prensa moldeable a cualquier tipo de circunstancia política o económica redituable.
Los órganos de difusión impresos y electrónicos, cerraron el paso a la denuncia sustentada, para ceder la entrada al halago, a la distorsión informativa.
La complicidad evidente.
La prensa dejaba de representar a la opinión pública.
Era el momento de un medio de comunicación independiente, plural, democrático, leíble.
Una tarde en el café La Naval, en la ciudad de Xalapa, se le expuso la posibilidad de dictar plática informativa sobre temas que dominaba a la perfección y de los que poco abordaba.
Se le dijo en ese entonces que el ambiente periodístico veracruzano perfilaba el conocimiento urgente de actividades antes excluidas de la agenda educativa del informador.
Fernández Ponte era experto en el análisis de asuntos geoestratégicos, de inteligencia, de contrainteli¬gencia y seguridad nacional.
EL tiempo no permitió realizar muchas cosas a corto, mediano o largo plazo.
Uno de los más solventes candidatos a ocupar la dirección general del Colegio de Periodistas de Veracruz.
La ventana abierta al pensamiento crítico de México, emigró.
No un adiós, sino un hasta luego al compañero, al amigo, al periodista, al maestro, al hermano.
Sólo para tus ojos...
Mientras el Negro golpea la cabeza contra la pared y amenaza cortar las venas con el filo de un lápiz, el Blanco viaja en lujoso yate por las aguas del Atlántico. Cosas de la vida, la, la, la, la, la, la, la, la...
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