domingo, 2 de enero de 2011

Lucho: Ejecución, de parte de quién

PLANA MAYOR
Gaudencio García Rivera

Me canse de tanta imposición/ Hoy día seré libre por primera vez/ Quiero hacer un mundo de ilusión/Y ver nacer los frutos de esta emoción/ Esta en mi/Esta en mi/Pueblos, razas, luchan para ser/Mares de un poder que los encegueció/ Ese puño que rompe al pasar”

Dentro y fuera de las altas esferas del gobierno entrante, hay la percepción pública que el crimen organizado en Veracruz se está reorganizando y más que una tregua en esta época decembrina, donde las familias se reúnen con sus mayores –migrantes y no migrantes-, presionan a los altos niveles de los cuerpos  policiacos para proponer y proteger sus enclaves del trasiego de drogas y lavado de dinero.
Con la entrada de la administración estatal fueron removidos los 19 delegados de la Secretaría de Seguridad Pública y titulares de las Policías Intermunicipales del estado, al igual que en las policías municipales y de la Agencia Veracruzana de Investigación de la Procuraduría General de Justicia, pero el crimen organizado no se duerme en sus laureles, busca por todos los medios cooptar a la policía y a los mandos medios para que le dejen el camino libre de obstáculos.
Los cárteles de la droga aprovechan los vacíos legales de los cuerpos policiacos que hay en la entidad. Los cuerpos policiacos en su mayoría no están avalados por el programa de certificación y confianza, que es uno de los cien puntos que los gobiernos estatales firmaron con el Consejo Nacional de Seguridad Pública, para que haya certidumbre y confianza en los guardianes del orden público.
Pero el gobierno saliente de la fidelidad –que con un triunfalismo estridente mostró la eficiencia y la súper dotación de equipo, armas, vehículos, radiocomunicación con punta tecnológica y salarios dignos-, siempre ondeó con orgullo el blasón de una policía eficiente y de un Veracruz seguro, donde el crimen organizado no tendría cabida, a pesar de levantones, atentados, secuestros express, cobros de piso que se dieron en diversos puntos de la entidad. Sólo el ratificado titular de Seguridad Pública, Sergio López Esquer, sostiene una verdad de Perogrullo.
Entre los reacomodos de las células de la violencia, ya mostraron su músculo en  las regiones de  Playa Vicente, Las Choapas, Coatzacoalcos, Poza Rica, Pánuco, Veracruz, Tempoal y Xalapa, donde las balaceras y las ejecuciones han alterado el rostro social de Veracruz, que por supuesto, está lejos de ser el “frente de guerra” que viven los estados del norte y sureste del país, donde es inevitable el llamado público del “sálvese quien pueda”.    
Que mejor que la advertencia del secretario de la Defensa, general Guillermo Galván Galván, con un alto funcionario de inteligencia del Pentágono de EU: Prefiero combatir al crimen organizado por separado porque policías del país y funcionarios les pasan información a los cárteles de la droga. La certificación y control de confianza de la policía es una parodia. Los estados rehúyen vacunar contra la corrupción a sus elementos. Los gobernadores  son unos mezquinos.
En este escenario de desconfianza e incertidumbre ciudadana con los cuerpos policiacos, surge la pregunta inevitable en Veracruz: ¿por qué la clase política gobernante de ayer y de hoy le otorga patente de impunidad a los caciques regionales, a las ínsulas de poder y a los influyentes personeros de horca y cuchillo para que violenten y socaven el imperio de  la ley?
Por ejemplo, el frustrado atentado que sufrió este martes 28 –curiosamente El Día de los Inocentes, de acuerdo con la historia bíblica- el diputado federal priista  Antonio Benítez Lucho, incondicional del ex gobernador Fidel Herrera, en la colonia Fernando Gutiérrez Barrios del municipio de Cosoleacaque, al sur de Veracruz, por un desconocido al que se le encasquilló el arma dos veces; tiene nombre y apellido del autor o los autores intelectuales del fallido crimen.
Sería iluso o ingenuo pensar que fue un sicario solitario, o  una especie de un ejecutor kamikaze. No es la primera vez que atentan contra un legislador federal. Veracruz, en su historia política, ha sido protagonista de baños de sangre por antagonismos políticos y recientemente por la disputa de drogas. Ojalá que el gobierno entrante ponga en práctica la certificación y control de confianza para que no se convierta en un mito. Los ciudadanos quieren y anhelan recobrar la paz social.
Comentarios a gau41@hotmail.com o gaude55@yhaoo.com.mx

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