miércoles, 14 de julio de 2010

MADUREZ POLÍTICA AUSENTE

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Octavio Augusto Lara Báez

En 1991, como una medida para dar mayor certidumbre a los votantes, el Consejo general del IFE dispuso que se creara un sistema de información de los resultados electorales de manera preliminar, pues el cómputo final de todas las actas de escrutinio era tardado y generaba impaciencia entre la gente. Fue la primera versión del PREP que hoy conocemos.
En esa primera e histórica ocasión, el sistema funcionó por medio de cien aparatos de fax, que recibieron desde los Consejos distritales, las actas de escrutinio y cómputo, logrando recabar el 71.82 por ciento de ellas en un lapso de 72 horas ininterrumpidas.
En las subsiguientes elecciones, este sistema se fue mejorando hasta desarrollarse un programa de cómputo especializado para la captura, procesamiento y exhibición de los primeros resultados registrados en cualquier contienda electoral a través de las páginas oficiales de los órganos electorales en la Internet.
Vale la pena recordar que el ahora tan cuestionado PREP nació con la intención de dar un adelanto del recuento de votos, nunca como un sustituto del cómputo final que debe realizar cada Consejo electoral.
Esto porque hoy en día, tras las votaciones del pasado 4 de julio, el perdedor de la contienda por la gubernatura, Miguel Ángel Yunes, ha alegado que la elección estuvo amañada, argumentando entre otras cosas, que el PREP presentó fallas y que presuntamente quedaron “volando” más de 600 mil votos.
Querer culpar de los resultados adversos a un sistema dedicado únicamente a dar avances y tendencias del voto, es sólo parte de una estrategia de descalificación muy calculada por el candidato perdedor para justificarse.
Por eso las descalificaciones sistemáticas, casi a diario, al trabajo del IEV, ataques dirigidos principalmente a sus consejeros, a sus contrincantes políticos y, pasado el proceso cuyos resultados no le favorecieron, a todos los que en él participaron.
Olvida el ex candidato panista al gobierno de Veracruz que en la organización y realización de la elección del 4 de julio participaron cerca de cien mil veracruzanos, que fungieron como funcionarios de casilla, capacitadores, representantes de partidos y de candidatos, además de observadores. Gracias a su trabajo, fue posible realizar los comicios. Si las irregularidades de las que habla hubiesen sido generalizadas, ese ejército de ciudadanos se habría encargado de denunciarlas.
Por si fuera poco, la diferencia de votos entre el candidato triunfador, Javier Duarte y él fue de 85 mil 575 votos, distancia que legitima de manera más que suficiente el triunfo del abanderado de la Coalición Veracruz para Adelante, virtual Gobernador electo. Si en 2006 Felipe Calderón ganó con apenas 0.57 décimas de punto sobre López Obrador en una elección más cuestionada, no hay razones para no reconocer el triunfo priísta que fue más claro.
No obstante, buscando atraer la atención de una ciudadanía que ya se hartó de las disputas electorales, tras una marcha de protesta convocada por el aspirante derrotado en Veracruz a una semana de la elección, el dirigente nacional del PAN César Nava dio declaraciones a diarios nacionales en las que se pronunció por buscar la anulación del resultado electoral de Veracruz: "Pediremos la reversión del resultado, de no concederse ésta, pediremos la anulación del proceso", expresó en entrevista a Reforma (12/0710).
Cae así el líder azul en una evidente contradicción, ¿para qué pedir que se revierta el resultado electoral si ellos han afirmado que les es favorable? Y todavía más: ¿por qué tendría que exigir la anulación total de una elección que supuestamente ganó su candidato? Como se ve, en sus propias declaraciones, Nava revela dos cosas: una, que no tiene buena comunicación con su candidato, el cual asegura que tuvo más votos que el ganador -cosa que por cierto no ha probado, ni podrá hacerlo-, y dos, que acepta implícitamente que perdieron la elección y van a recurrir a las instancias judiciales para intentar echarla abajo.
Dependerá ahora de la fundamentación que hagan de sus acusaciones y de la objetividad e imparcialidad de los tribunales para ratificar la victoria priísta o acceder a lo que luce como un capricho de los perdedores. Una muestra más de la falta de madurez y clase de muchos políticos, que sólo reconocen la democracia cuando ganan y la ponen en entredicho cuando les toca perder.
Por otra parte, al desconocer la validez y legalidad de los comicios, el PAN está desconociendo también los triunfos que legítimamente obtuvo en 52 municipios en los que triunfó, aliado con el PANAL y otros 37 en los que ganó solo. Eso sin mencionar los 10 distritos en los que ganaron sus candidatos a diputados.
La democratización de México debe pasar, necesariamente, por el fomento de una cultura democrática de todos, actores políticos, gobernantes y ciudadanos, pues no es admisible que se cuestione y descalifique toda elección por el simple hecho de haberla perdido.
Si queremos avanzar como sociedad democrática, debemos entender que en la democracia se gana y se pierde. Quienes hoy perdieron, en próximas elecciones pueden ganar, pues no hay derrotas eternas ni las preferencias ciudadanas son propiedad exclusiva de nadie, como algunos creen ilusamente.
Cuando entiendan eso los partidos políticos, se preocuparán más por presentar buenos candidatos, por hacer buenos gobiernos, por cumplir la palabra empeñada, responder a la confianza que el pueblo les otorgó y cultivarla todos los días, con hechos concretos y no solo con discursos.
e-mail: tavolara62@yahoo.com

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