lunes, 13 de abril de 2015

La deuda veracruzana

Isabella Ernán

La deuda en Veracruz es un misterio. Para cualquier ciudadano común es toda una interrogante, ninguna autoridad competente quiere decir a cuánto asciende.

En el año 2010, el secretario de Finanzas Salvador Sánchez Estrada, señaló en su comparecencia ante el Congreso local que el monto de la deuda pública era por nueve mil 300 millones de pesos, pero el legislador panista Oscar Agustín Lara Hernández afirmó tener conocimiento de que era por 40 mil millones de pesos que no se podrían pagar en tres generaciones. Nunca se pudo probar en ese año la cantidad exacta de la deuda.

Para el año 2012 las cosas no mejoraron, al contrario, empeoraron. Con base a datos de Hacienda Federal y el INEGI, la cifra subió a 60 mil millones de pesos, pero el gobierno estatal solo admitió tener registrada la cantidad de 21 mil 874 millones 400 mil pesos. Se comprometieron participaciones federales de los próximos 30 años.

El diputado federal Juan Bueno Torio afirmó que el adeudo veracruzano era de los más exorbitantes de toda la República. Su afirmación se basa en un estudio del INEGI que comprende de 2008 a 2011, periodo en que las variaciones reales con los montos más altos se presentaron en 11 entidades: Campeche (2,420.5%); Coahuila (1,639.2%); Tamaulipas (552.9%); Morelos (412.9%); Zacatecas (406.0%); Quintana Roo (312.4%); Nayarit (213.7%); Yucatán (199.1%); Veracruz (165.9%); Chihuahua (139.9%), y Baja California Sur (114.9%).

Ya en el año 2013 el gobierno veracruzano reconoció una deuda pública de 41 mil 464 millones 36 mil pesos,  ocupando el cuarto lugar nacional, sin contabilizar el adeudo que el estado mantiene con otros bancos, el IPE, sector comercio, empresarial, ISSSTE e IMSS. El diputado Juan Bueno Torio aseguró que la deuda real ascendía a 80 mil millones.

Otro diputado, Ricardo Ahued -pero este local y de un partido diferente al de Bueno Torio-, también aseguró que la deuda era por 87 mil millones de pesos, pero al parecer pero le callaron la boca porque no volvió a tocar el tema.

Para junio del año pasado (2014), Mauricio Audirac, secretario de Finanzas, aseguró que la deuda se redujo a 38 mil 500.5 millones de pesos, pero el diputado local Fidel Robles, asegura que la cifra real y global del adeudo es de 140 mil millones porque Audirac no menciona los pasivos que tiene el Gobierno del Estado.

Para enero de este año 2015 y con base en el III Informe de Resultados del Poder Ejecutivo estatal, capítulo 3 fracción 5, se reconoce que el monto es por 56 mil 572 millones de pesos y Veracruz ocupa el octavo lugar en la lista de entidades que tienen mayor deuda en el país.

Asi que nadie sabe en este momento de cuánto es el adeudo real y es tarea de cada uno de los veracruzanos informarse y saber cómo andan las finanzas de nuestro estado.

Comentarios ernanaisabella@hotmail.com

Comentarios: ernanaisabella@hotmail.com

sábado, 11 de abril de 2015

El credo de Tagore: poesía y educación

Guillermo Zúñiga Martínez
Primera de dos partes

Hace mucho tiempo probamos las delicias literarias de un enorme poeta hindú: Rabindranath Tagore. Chitra y Pájaros Perdi dos fueron libros que consumimos con avidez, gusto y satisfacción. Recordamos la eterna lucha del invierno por alcan zar la primavera y, con nostalgia, saboreamos todos los intentos de ese viejo descarnado por lograr tan bello y elevado ideal. Nunca pudo hacerlo, pero las figuras retóricas de Tagore nos alimentaron esa esperanza.

A Tagore se le reconoce universalmente como genio, su obra va más allá de la poesía, pues igualmente cultivó el cuento, la novela, el drama, la música y en sus últimos años también se dis tinguió como pintor. Fue un hombre que buscó la perfección y la unidad de la existencia, por eso se preocupó siempre de los problemas políticos, sociales y económicos de su época. Su inquietud intelectual no conoció límites.

Es admirable, para nosotros, escuchar al poeta hablar sobre educación. ÉI deseaba que los niños se emocionaran al contemplar el ocaso, profundizaran en esa gama de colores que los creativos del idioma bautizaron con el nombre de sílfide; asimismo, quería que los niños disfrutaran del esplendente sol, jugaran con las agua cristalinas, conocieran y amaran la naturaleza: soñó y luchó por una educación ideal, pero la primavera de sus creencias jamás  llegó a tocar el invierno del vetusto sistema educativo.

Veamos qué mensaje nos dejó este maestro de la humani dad sobre algunos aspectos educacionales: "Lo que hoy en día llama mos aquí una escuela en realidad es una factoría, y los profesores forman parte de ella. A las diez, y media de la mañana la fábrica abre sus puertas al toque de campana; después, y a medida que los profesores comienzan a hablar la máquina empieza a funcionar. Los profesores dejan de hablar a las cuatro de la tarde, hora en que la factoría se cierra y los alumnos vuelven a sus casas llevándose algunas dosis de un saber manufacturado. Más tarde, este saber es probado mediante un examen y seguidamente etiquetado”.

En nuestra sociedad, los niños llegan a la escuela a las ocho de la mañana y se retiran a sus hogares a las 13 horas, cuando muy tarde. Los docentes hacen lo mismo. Colegios hay donde controlan la asistencia con un reloj checador, tanto para entrar como para salir. 

Esto ya significa un progreso  en el mundo tecnificado en que vivimos. Pero para algunos, y respetamos su postura, todo es perfecto y nada se debe cambiar. Que sigan así hasta que se jubilen. 
Para el educador hindú  la escuela debe desempeñar un papel secundario, porque lo principal se encuentra en la vida misma. La educa ción, decía, no debe estar divorciada de la vida, porque es parte  de ella.

Tagore conoció la historia de su pueblo, estudió sus costumbres y tradiciones y siempre se resistió a aceptar en la India la imitación extra lógica y mal aplicada de las instituciones europeas, fundamentalmente de Inglaterra. Él pensaba que la imitación no es el camino para ser auténtico y que ese acto (el de imitar) coloca al hombre en una posición servil; en las nuestras, afirmaba, las materias que se enseñan son áridas, aburridas y pesadas, difíciles  de aprender y completamente inútiles; nada hay de común entre las lecciones que engullen los alumnos desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde y la vida del país en que habitan; ninguna concordancia, y sí en cambio constantes contradicciones entre lo que en la escuela se les enseña y lo que en casa oyen hablar a sus padres y familiares. Tales escuelas no son más que fábricas de robots.

ghector42@hotmail.com