jueves, 28 de abril de 2016

Otro debate sin debate

Crónicas urgentes 
Claudia Constantino 

Una vez más, un medio de comunicación organizó un debate entre los candidatos a la gubernatura de dos años; esta vez,  el Grupo Pazos  hizo la invitación, a la que todos respondieron con su asistencia. Una vez más, la cita no tuvo nada de debate: ni formato ni dinámica que nos permita catalogarlo como tal.  Lo que destaca es sin duda un Miguel Ángel Yunes Linares menos confiado, minado en su seguridad, probablemente a causa de la  lluvia de señalamientos en su contra difundidos por medios nacionales e internacionales.
El candidato de la coalición PAN-PRD no contestó a ninguno de los cuestionamientos que le hicieron casi todos sus adversarios políticos, en sus respectivas intervenciones. Se limitó a denunciar una campaña de lodo en su contra, y fue hasta después de concluido este ejercicio democrático cuando, en buen número de entrevistas e intervenciones buscadas por él, trató de recomponer su postura. Al parecer, demasiado tarde.
Como ya viene siendo habitual, el candidato de Movimiento Ciudadano, Armando Méndez de la Luz, fue el más atinado al mencionar temas torales en la agenda del estado y posibles soluciones a los problemas más apremiantes en materia de seguridad y desarrollo económico, que fueron ejes centrales del llamado debate. Sin duda, la estatura de su discurso, su conocimiento del estado y su oficio político se vienen poniendo de manifiesto en cada ocasión que se presenta en un foro importante.
La candidata Alba Leonila Méndez Herrera fue la única en señalar que aquéllo era todo menos un debate, e insistir en que ella iba a eso. Acorraló en repetidas ocasiones a Miguel Ángel Yunes con preguntas incómodas.  Por su parte, el candidato de Encuentro Social, Víctor Alejandro Vázquez Cuevas, aportó datos para tomar en cuenta, como la militancia del candidato del PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes, durante treinta y cinco años, en el PRI, al que ahora crítica ferozmente, o sus pactos con el gobernado Javier Duarte para que, según su dicho, Josefina Vázquez Mota no ganara en Veracruz.
El candidato del PRI, Héctor Yunes Landa —más la chiquillada— no tuvo que ocuparse mucho de su natural contrincante y primo hermano, Miguel Ángel Yunes, pues casi todos los demás candidatos llevaban listo el parque en su contra. Seguramente llevaban todos en mente que, luego de las reiteradas apariciones en medios nacionales e internacionales, insistiendo en la riqueza amasada por el candidato del PAN-PRD, era buen momento para poner al descubierto todas sus debilidades.
Por su parte, el candidato de Morena, Cuitláhuac García, fue el único que trastabilló, cambio unas palabras por otras y resumió el complejo problema de la delincuencia en “resolviendo el asunto de la pobreza, acabaremos con ella”, y se comprometió a crear empleos para hacerlo posible. Pidió que no prometieran tanto y que recordaran que la gubernatura que persiguen es de sólo dos años. Se ve que se le hace poco.
Por último, el candidato independiente Juan Bueno Torio, con el que me he disculpado por un terrible error en que lo confundí con Buganza al aire en la radio (vaya lapsus) dijo a Yunes Linares que, “si Manuel Gómez Morín viviera, se volvería a morir al ver a este expriista como candidato del PAN”.  Además de señalarle que “debes aclarar todos esos señalamientos, porque esta puesto en duda muy severamente el origen de tu patrimonio”. Hizo un llamado, en entrevistas posteriores, a exigir que Yunes Linares se abra a la transparencia.
En suma, un debate más sin debate. Un episodio más de acusaciones serias y posicionamiento de dudas razonables, para inquietud del electorado, en el que crece la percepción de que “tratándose de políticos, todos son iguales”.  El reto será entonces, de cara al 5 de junio, escudriñar más hasta dar con la opción que más convenga a Veracruz. Nada fácil. Una gran responsabilidad por cumplir.

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