lunes, 11 de agosto de 2014

Ni el petróleo nos salva

HORA LIBRE
Álvaro Belin Andrade


Se ha convertido en un slogan pernicioso, repetido hasta en eventos deportivos y fiestas de quince años, que Veracruz será ampliamente beneficiado con la reforma energética.

Pareciera que las inversiones caerán no bien Enrique Peña Nieto decrete el conjunto de nuevas leyes y textos legales reformados, relacionados con la nueva naturaleza tanto de Pemex como de la CFE. Pero la realidad es necia y muestra todo lo contrario, al menos, en estos meses previos.

Según el reporte “México Actividad Económica Regional”, elaborado por Banamex y publicado en el portal Sin Embargo, cuatro estados eminentemente petroleros, entre ellos Veracruz, mostraron el año pasado el peor desempeño económico del país.

En efecto, tanto nuestro solar como Tabasco, Campeche y Tamaulipas, afectados en términos medioambientales y de inflación por la explotación petrolera y petroquímica, mostraron en 2013 indicadores económicos sumamente débiles, frente a estados que se dedican al sector manufacturero y el mercado interno.

Tal vez por eso, durante la discusión cameral en torno a la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, los diputados establecieron en su artículo 32 un aumento en las participaciones a los estados productores que pasa de 11.7 por ciento a 12.5 por ciento del valor de los hidrocarburos.

De esta manera, los estados y municipios en que se realicen esas actividades serán el destino del impuesto por exploración y extracción de hidrocarburos, lo que podría significar una bolsa en torno a los 2 mil 500 millones de pesos anuales, en promedio.

Pero mientras son peras o son manzanas, el petróleo se ha convertido para las entidades del Golfo de México en una verdadera pesadilla, y lo que viene en los próximos meses y años será peor: en primer lugar, puede preverse una fuerte conflictividad social, que puede tener su origen en los gremios petrolero y electricista, y en adelante, la que puede generarse cuando empresas particulares empiecen a tomar como propios aquellos terrenos cuyo subsuelo ofrezca recursos energéticos, y las comunidades no estén dispuestas a entregárselos en bandeja de plata.

Según el estudio citado por Sin Embargo, el año pasado Veracruz presentó una tasa de crecimiento debajo de la nacional: asegura que mientras el país creció a 1.1 por ciento, Veracruz presentó un severo estancamiento (o.2 %), con uno de sus peores resultados en manufactura, industria de la construcción y minería, actividades que en su conjunto mostraron una baja de 1.6 %.

En Veracruz, la economía sigue cayendo

Apenas el 11 de junio referimos la grave situación económica de Veracruz,segúnel documento“Así van los estados: Semáforos económicos estatales”, elaborado por la organización México ¿Cómo Vamos?, en que da seguimiento a 10 variables fundamentales “para monitorear el crecimiento económico y la generación de empleos formales”.

Su diagnóstico sobre lo que ocurre en Veracruz es severo:

· Tiene la sexta deuda más alta del país; debe 5% como porcentaje de su producción.

· Su producciónse vio reducida en 0.6%, mientras que a nivel nacional la producción aumentó 1.8%.

· Sólo 2.3 de cada 10 personas en edad de trabajar están empleadas.

· Tiene una productividad laboral de 596 pesos por hora trabajada, menos que el promedio nacional (753 pesos).

· El 60 por ciento de sus habitantes no tiene acceso a la canasta alimentaria.

· Redujo sus exportaciones totales como porcentaje del PIB, de 0.7% a 0.6%, menor al promedio nacional de 1.9%.

· El 60 por ciento de los trabajadores se encuentran laborando en el sector informal.

Si acaso puede hablarse de cifras positivas en este diagnóstico, solo pueden citarse las siguientes:

· Pasó de 0% a 0.3% en su inversión extranjera directa (IED) como porcentaje de la producción.

· Redujo en más de 30 la tasa de robo de vehículos por cada 100 mil habitantes; ahora se ubica en 63.8, y se alejó más de la media nacional de 124.5 vehículos por cada 100 mil habitantes.

· 7 de cada 100 trabajadores se encuentran laborando en el sector público, la sexta menor tasa del país.

Si pensar que la economía estatal había experimentado, según este organismo, un retroceso de 0.6 por ciento, en lugar de crecer, los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) sobre los resultados del Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), correspondientes a los meses de enero a marzo, solo vienen a corroborarlo.

Revela que el crecimiento del estado de Veracruz registró una disminución del 0.7 por ciento en el primer trimestre, en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Uno de los sectores más afectados fue el de las actividades primarias (agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza), en que Veracruz tuvo cero crecimiento.

Pese a ser una de las principales actividades económicas del estado, en torno a las cuales se hace mucha difusión por ocupar primeros lugares en los montos de producción de diversos productos, los números corroboran lo que hemos compartido en este espacio: el nulo trabajo de la Sedarpa.

Para hacer más dolorosa la cifra, baste comentar que otras entidades reportaron avances importantes: Estado de México (54.8 por ciento), Tlaxcala (54.5 por ciento), Distrito Federal (44.7), Zacatecas (36.5), Tamaulipas (27.1), Campeche (22.7) y Puebla (16.7 por ciento).

Si así nos fue con el sector primario, en el secundario (minería, generación, transmisión y distribución de energía eléctrica; suministro de agua y de gas por ductos al consumidor final; construcción y sector manufacturero), las cosas fueron más desalentadoras:

Veracruz registró un retroceso de -3.1 por ciento. En este punto somos superados por Chiapas (20.4 por ciento), Aguascalientes (19.2 por ciento), Baja California Sur (18.6), Zacatecas (16.3), Michoacán (12.8), Colima (12.3) y Coahuila (11 por ciento).

Solo en el sector terciario (comercio, bienes y servicios), Veracruz observó un ligerísimo crecimiento, correspondiente al 1 por ciento, por debajo de entidades como Nayarit (5%), Colima (4.2), Hidalgo (3.7), Tabasco (3.3), Michoacán y Baja California Sur (3.2), Querétaro (3.1) y Jalisco (2.5).

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